Racha rota. La UD Ibiza no pudo pasar del empate sin goles en el feudo del Algeciras y vio truncada así su dinámica ganadora. Los celestes venían de encadenar siete triunfos seguidos, pero el octavo no llegó. Con todo, siguen dependiendo de sí mismos para finalizar el campeonato liguero en la primera posición, esa que brinda el ascenso directo.
La Udé no podía presentar su ataque habitual por la ausencia de Álex Gallar, sancionado. Había cierta expectación por saber quién jugaría en la media punta. Finalmente, Paco Jémez apostó por Eugeni para ese puesto.
Sin apenas tiempo para que el equipo se asentara en el campo, el míster realizó su primer cambio, lo cual modificaba más aún el once habitual. Jesús Álvarez tuvo que dejar su sitio a Domènech a los ocho minutos de juego por problemas físicos. Este jugó por detrás del nueve y Eugeni retrasó su posición al doble pivote.
Con todo, el conjunto celeste, inmerso en una muy buena dinámica, supo ofrecer un buen nivel de juego, suficiente como para dominar la posesión y generar las primeras aproximaciones de peligro. Así, al cuarto de hora de juego, Olabe estuvo a punto de romper el cerocerismo tras un pase de la muerte de Unai Medina, pero el portero realizó una gran intervención para desviar la pelota a córner y evitar el 0-1. En ese mismo saque de esquina, Eugeni acabó probando fortuna con un lanzamiento desde el vértice del área que se marchó fuera, no muy lejos del palo largo.
Otra de las vías utilizadas por la UD Ibiza para buscar el gol fue el disparo de Bebé desde lejos. El portugués obligó al cancerbero a sacar unos buenos puños en el minuto 20. También lo intentó de volea en el 35, pero el esférico salió fuera.
Entre medias, el cuadro andaluz había mostrado su indignación por un robo de balón de Gaixas a Mo Dauda que, además, dejo prácticamente solo a Rodri para enfilar el camino a la portería, pero el árbitro pitó falta. El enfado de los locales era comprensible, máxima cuando le estaba costando muchísimo crear ocasiones de gol. De hecho, sólo tuvo una en esta primera parte, concretamente en el minuto 38. Eso sí, fue muy clara. Iván Turrillo chutó fuera tras recibir un pase de la muerte de Rodri. Los aficionados y el propio jugador se echaron las manos a la cabeza.
La segunda mitad dejó mucho que desear. La primera no es que hubiera sido una oda al fútbol, pero este nuevo acto fue para olvidar. Las ideas desaparecieron en ataque y el duelo fue más que nada una batalla física.
Eso sí, hubo una oportunidad clarísima en botas de Mo Dauda. El ghanés, tras un cabezazo de Olabe que se convirtió en una asistencia fabulosa, dispuso de un mano a mano con el portero, que le ganó la partida en su disparo. El pie salvador de Lucho García mantuvo las tablas en el marcador.
Los minutos pasaban con más pena que gloria. No sucedía nada destacable. Así las cosas, Paco Jémez decidió realizar un triple cambio. Gori, Del Olmo y Zarzana saltaron al campo en sustitución de Eugeni, López-Pinto y Olabe, respectivamente.
La historia no cambió. Es más, el técnico celeste decidió meter más pólvora con la entrada de Quique González por Unai Medina. La Udé pasó a jugar con tres hombres atrás, decidida a echar el resto en busca de un gol que supusiera la octava victoria consecutiva y un récord histórico. Pero ni por esas encontró el camino hacia el gol. Es más, se quedó con uno menos en el tiempo de descuento, cuando Mo Dauda vio la segunda amarilla por frenar un contraataque. Así murió un partido que supuso el punto final a la racha de los ibicencos, quienes, con todo, siguen sumando y dependiendo de sí mismos para campeonar.
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