«Si tenemos en cuenta todo lo que ha venido pasando tanto antes como en mis cuatro partidos, es momento de ilusión, ganas, confianza y lo que todos estábamos esperando. Es la oportunidad de conseguir un objetivo tan importante como el nuestro». Estas fueron las primeras palabras de Onésimo Sánchez, entrenador de la UD Ibiza, en la rueda de prensa ofrecida este viernes con motivo del partido de ida de las semifinales de la fase de ascenso, duelo que se jugará este domingo en Can Misses a partir de las 19.15 horas.
El míster ve al equipo «con mucha confianza, pero no confiado, que es distinto». «Ha sido una semana de ilusión, de fútbol, de conceptos, sabiendo que nos vamos a enfrentar a un gran rival. Vamos con optimismo, pero con la cautela de que esto es fútbol», añadió.
Sobre el rival, comentó: «Le he visto muchos partidos. Suele plantear un juego muy atractivo. Sabemos su sistema. Busca correr hacia delante y concede espacios, que no es lo mismo que defender mal. Juega a querer la pelota y a mandar en el juego. En defensa es verdad que juega muy abierto. Somos dos equipos similares. Nosotros tenemos jugadores con más experiencia y ellos, con más juventud».
En este sentido, sobre si esa experiencia puede ser una ventaja, dijo: «La experiencia, bien entendida, es una ventaja, pero la juventud, bien entendida, también. Creo en la experiencia porque los jugadores entienden mejor el juego. Es la ventaja, pero la juventud es un tesoro porque las ganas, el recuperar antes y el estar preparado para más esfuerzo también es una ventaja».
El preparador celeste considera que la afición jugará un papel importante: «Para nosotros es una alegría, es muy positivo y es parte de lo que queremos: ver a Can Misses con nuestros colores. Estamos convencidos que desde el calentamiento van a ir a muerte con los jugadores. Nosotros también tenemos que mantenerlos enchufados hasta el final. Vamos a tener un ambiente que va a favorecer nuestro fútbol y va a tener a nuestros jugadores metidos por ver esa grada tan del Ibiza, que es lo que todos queremos. Si, a partir de ahí, somos capaces de enchufarlos, podemos tener dos horas de una gran comunión, que nos viene muy bien evidentemente».
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