El partido arrancó con un gol de Dani Bernárdez y tres paradas de Jorge Broto, incluida una a un lanzamiento de siete metros. A esto le seguía un gol de Samu Pereiro. Empezaban bien las cosas para los intereses ibicencos.
El Ciudad Real pronto demostró que no venía de vacaciones a Ibiza y que había mucho en juego en este partido de cara a la lucha por la permanencia. La barrera de los 10 minutos se cruzó con el 4-4 en el marcador.
A lo largo de los siguientes minutos, la igualdad se mantuvo, pero siempre con ventaja celeste. Los de Eugenio Tilves mandaron en todo momento con una ventaja que oscilaba entre un gol y los tres de ventaja. Fue así hasta que llegó un atasco de más de cinco minutos que permitió a los visitantes no sólo igualar el encuentro, también ponerse por delante 10-11.
El peligro de los visitantes llegaba con los espigados Manuel Barrios y Cadelo que aprovechaban su superioridad física para lanzar. En los ibicencos sobresalía Broto en la portería que estaba inconmensurable, sacando balones de todo tipo. Al descanso se llegó con el 12-14 en el luminoso. Tocaba remar, ya que caer ante un rival directo por la permanencia podía ser un grave problema de cara al futuro.
En los primeros minutos de la segunda parte, los locales consiguieron nivelar el marcador (15-15). La batalla iba a ser larga. Entre dos equipos que se jugaban mucho. En esta fase se imponían más los ataques y en un contragolpe volvía la ventaja para los locales con un gol de Javi Rodríguez (19-18), la acción, además conllevó la exclusión de un jugador manchego. Tras este gol el partido entró en un par de minutos de locuras, con pérdidas y malas decisiones, sin que llegasen goles. Había nervios y Gamallo se desgañitaba en la portería pidiendo tranquilidad.
Pasados los 15 minutos, el Trasmapi UD Ibiza HC Eivissa lograba una renta de dos goles (21-19) que obligaba al técnico visitante a pedir tiempo muerto.
David García con un lanzamiento desde el extremo ponía tres de diferencia (24-21) cuando quedaban poco más de 11 minutos por disputarse. Ya dentro de los 10 minutos finales, Bernárdez, en contraataque, aumentaba la diferencia a cuatro. Las cosas se empezaban a poner de cara para los ibicencos, ya que Ciudad Real tenía que arriesgar para darle la vuelta al encuentro. Huesmann ponía los cinco de diferencia (27-22), una renta que era clave porque también supondría ganarle el golaverage a los manchegos. En estos últimos minutos, Gamallo había puesto el cerrojo y empezó con el recital habitual de paradas.
Krook vio los dos minutos y eso le dio vida al Ciudad Real, entrando en los últimos cinco minutos con una desventaja de cuatro goles (28-24). Fue entonces cuando los visitantes vieron una exclusión y le dieron la oportunidad a los ibicencos de encarrilar el partido. El Ciudad Real acabó presionando muy arriba. Con una diferencia de cinco goles y un puñado de segundos por disputarse, Gamallo paró un siete metros que le daba también el golaverage a los celestes, que además redondearon el partido con un último gol (32-26).
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