Acabar cuando antes con la mala dinámica de resultados –e incluso de juego– es la misión inminente de los unionistas. Ahora mismo, no importa jugar mejor o peor. Da igual que la imagen ofrecida hasta el momento haya dejado mucho que desear. El fin justifica los medios y lo único importante es sumar este domingo los tres puntos. Y es que son cinco las derrotas consecutivas que acumula el conjunto ibicenco, su peor racha desde que Amadeo Salvo, presidente del club, reflotara esta entidad futbolística en el año 2015. Además, también lleva seis encuentros seguidos sin ganar –anteriormente había empatado sin goles en Las Palmas–, situación que tampoco había vivido antes.
Tan decepcionante está siendo la campaña actual de la Udé que la directiva tomó la decisión de despedir a Javier Baraja, técnico por el que apostó en verano, en la duodécima jornada tras caer por 1-2 contra un Levante que remontó a pesar de jugar en inferioridad numérica desde el minuto 39. La UD Ibiza apostó entonces por Juan Antonio Anquela, pero, por ahora –sin olvidar tampoco que apenas ha tenido tiempo para trabajar tras aterrizar en la isla el día 24 del pasado mes de octubre– no se ha producido la reacción esperada. Los celestes perdieron contra el Burgos (2-0) y también ante el Leganés (2-0) tras el relevo de técnico.
Por eso, ganar hoy se antoja crucial, ya que supondría poner fin a las dos rachas citadas y no dar pie a una semana catastrófica en caso de un nuevo revés en casa. La directiva unionista es consciente de ello y ha tomado medidas especiales para el encuentro de hoy. Al ver que se trata prácticamente de una final, decidió regalar dos entradas a cada abonado para poblar la grada de un Palladium Can Misses que no está siendo precisamente un fortín y donde se vienen registrando entradas de público algo pobres. De hecho, el duelo del martes registró la peor asistencia desde el ascenso a la categoría de plata: 2.179 espectadores. El anterior peor registro se había producido en la octava jornada de esta campaña, cuando 2.204 personas asistieron al coliseo ibicenco para presenciar el encuentro contra el Lugo.
Con un Can Misses mucho más animado en el día de hoy, la Udé tratará de superar a un Mirandés que presenta peores números que los ibicencos, pero cuya dinámica es diferente. Los pupilos de Joseba Exteberria vienen de sumar en sus tres últimos compromisos ligueros con un balance de una victoria, la cosechada el martes contra el Tenerife, y dos empates (Huesca y Lugo). Los jabatos tienen dos bajas muy importantes, la de Raúl Parra y la de Raúl García, que se unen a las de Michelis y Simón Moreno.
Por su parte, el cuadro pitiuso tiene las ausencias de los centrales Juan Ibiza y Álvaro García. Pese a ello, Anquela podría volver a repetir una defensa de cinco puesto que aún dispone de Gálvez, Martín Pascual y Goldar, al que, por cierto, alabó públicamente en la rueda de prensa de este sábado: «Ya me gustaría tener unos cuantos más así».
El jiennense dejó claro que primero hay que arreglar los problemas atrás, por lo que no sería descabellado que repitiera la línea de cinco, si bien es cierto que el contrincante no es precisamente el más peligroso y, por tanto, podría apostar por jugar con cuatro atrás, como hizo en la segunda parte del duelo contra el Lega. Los buenos minutos ofrecidos por el recuperado Isma Ruiz en la recta final del choque anterior le dan papeletas para salir de inicio esta tarde, un día en el que la única palabra válida es la de ganar. No queda otra. Toca acabar con la peor racha celeste de la historia y poner la primera piedra en un camino que conduzca hacia la salvación. La primera final está servida.
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