Javier Baraja introdujo tres modificaciones con respecto a la jornada anterior, dos de ellas obligadas por lesión. Como era de esperar, en el lateral izquierdo no estuvo ni Javi Vázquez ni Gonzalo Escobar, que ni siquiera viajó. A pesar de que el técnico celeste jugó al despiste indicando que las lesiones eran menores y uno de los dos saldría de inicio, lo cierto es que el carril zurdo fue para Álvaro García, un central que se tuvo que amoldar a una posición impropia para él. Por lo demás, Azeez ocupó el lugar del lesionado Appin y Darío Poveda sentó a un Suleiman bastante opaco en las últimas fechas.
El conjunto canario dominó el partido en los primeros 45 minutos. No fue una mitad con muchas ocasiones, pero la mayoría fueron amarillas. Viera probó primero con un lanzamiento de falta directa desviado a córner por Fuzato en el minuto 11. Con el paso del tiempo, los pupilos de García Pimienta comenzaron a triangular mejor, pero la Udé aguantaba bien sobre el terreno de juego.
Loiodice tuvo la más clara de este acto rebasado el cuarto de hora de juego. Viera le dejó solo, cerquita del punto de penalti, pero chutó a las nubes.
La réplica visitante la dio Fran Grima dos minutos después en la única oportunidad de gol de los suyos. El capitán aprovechó un rebote para quedarse solo en el área, algo escorado a la derecha, y su chut se marchó alto.
Con todo, Las Palmas seguía siendo el equipo que más se dejaba ver por el área rival. De hecho, insistió en su intención de romper el ‘cerocerismo'. Pejiño, que tiró sin ángulo al lateral de la red; Cardona, con un disparo raso desde fuera del área que atrapó Fuzato, y Viera, con otro chut raso que desvió Juan Ibiza, protagonizaron las siguientes acciones ofensivas de los locales antes de que, en el minuto 35, se produjera una situación curiosa. El árbitro vasco Aitor Gorostegui se lesionó y dejó su sitio al manchego Cambronero González.
Tras reanudarse el choque, la tónica siguió siendo la misma: mayor posesión de Las Palmas ante una UD Ibiza que, eso sí, no se veía claramente sometida e intimidaba a la contra. Finalmente, el primer tiempo se cerró sin más ocasiones, salvo una de Moleiro en el descuento, y con 0-0 en el marcador.
La reanudación
La segunda parte fue un monólogo de Las Palmas. El equipo canario tuvo controlado en todo momento a los ibicencos, que con el paso de tiempo se fueron atrincherando cada vez más. A los diez minutos, Viera rozó el primer gol de la tarde, pero su disparo desde la frontal del área se estrelló en el palo.
Fue el primer aviso del conjunto de García Pimienta, que comenzó a tener ocasiones ante una Udé completamente desaparecida en ataque. Loiodice también se topó con el meta visitante en el minuto 58. Por entonces, los locales acumulaban 13 disparos, cuatro de ellos a puerta, mientras que los pitiusos sólo habían chutado cuatro veces, ninguna entre los tres palos.
Baraja movió el banquillo al ver que su equipo no estaba funcionando. Metió a Bogusz y Castel por Darío Poveda y Ekain, quien se mostró muy enfadado por una decisión arbitral y vio la tarjeta amarilla por lanzar una patada a un botellín frente al banquillo. También los amarillos hicieron modificaciones, destacando la entrada de un Sandro que se mostró muy activo desde su incorporación al terreno de juego.
A partir del ecuador de esta segunda parte, el cuadro de García Pimienta rondó continuamente el gol. Sergio Cardona, Lemos y Óscar Clemente rozaron el 1-0. Sin embargo, Fuzato, sobre todo ante estos dos últimos, se hizo grande para mantener las tablas en un partido que se saldó sin goles. De esta forma, la UD Ibiza rascó un punto importantísimo en un estadio donde muy pocos sacarán algo positivo. Fue el premio a su sacrificio defensivo.
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