Una acción del partido. | LOF

Un punto a base de orgullo. Eso es lo que sacó la UD Ibiza en la noche del lunes contra un Zaragoza que mandaba por 0-2 al descanso. El equipo ibicenco había sido una marioneta en manos de los maños en la primera parte, pero Paco Jémez cambió el sistema tras el descanso, pasando a jugar con una defensa de tres, y los celestes no sólo empataron, sino que estuvieron cerca de la victoria. Al final, 2-2 y un punto para cada uno.

El técnico cordobés sabe que lo que funciona es mejor no tocarlo y apostó por los mismos hombres que golearon al Málaga la jornada anterior (0-5) con una sola novedad por obligación. Nono ocupó el extremo izquierdo por la lesión del polaco Mateusz Bogusz, que sufrió una lesión en el ligamento anterior de la rodilla y se perderá lo que queda de temporada.

Por su parte, los maños introdujeron tres modificaciones con respecto al duelo anterior. Entraron Cristian Álvarez, Lluís López y Juanjo Narváez en detrimento de Ratón, Fran Gámez y Nano Mesa, respectivamente.

El duelo comenzó muy movido, con alternancias en el juego, pero con un cuadro maño más incisivo en el apartado ofensivo. Es más, apenas tardó un minuto en poner a prueba a Álex, que detuvo bien un disparo de Narváez desde la frontal. Iván Azón tuvo una ocasión más clara desde el vértice del área pequeña, pero su lanzamiento al segundo palo se marchó fuera. La réplica local, por llamarla de alguna manera, la dio Herrera con un cabezazo manso que no vio ni portería.

Los aragoneses cada vez estaban más cómodos sobre el césped y su superioridad se plasmó pronto en el electrónico. Un error de Guerrero en la salida de balón permitió a Narváez hacer un descosido en la defensa unionista y habilitar a Francho Serrano, quien, solo en el área, fusiló las mallas por el centro.

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Los de Juan Ignacio Martínez insistieron en busca del segundo y, tras una doble ocasión con disparo a bocajarro de Iván Azón incluido, Petrovic puso tierra de por medio en el 23. El centrocampista serbio cazó un mal rechace tras un saque de esquina para batir a Álex por el palo corto con un tiro raso. Menudo jarro de agua fría.

Los zaragocitas, que sumaban 675 minutos sin marcar –su último tanto lo metió en el minuto 60 del duelo del 6 de diciembre del año pasado contra el Eibar–, habían destrozado a la Udé en un santiamén. El equipo de Paco Jémez no supo recomponerse ante un Zaragoza que en ningún momento vio peligrar su portería. De hecho, los ibicencos no pusieron a prueba a Álvarez en todo el primer tiempo, que concluyó con 0-2 en el luminoso.

Reacción
Mucho tenían que cambiar las cosas para que la UD Ibiza optara a sacar algo positivo de Can Misses. Por eso, Paco Jémez no se cortó a la hora de cambiar el sistema tras el descanso. Metió en el campo a Davo y Álvaro Jiménez, que hacía su debut, en lugar de Cifu y Nono, pasando a jugar con una defensa de tres.

Estos riesgos pueden ser también contraproducentes, como demostraron los de La Romareda en apenas cuatro minutos. Con más espacios para atacar, el Zaragoza dispuso de una clarísima oportunidad en botas de Borja Sainz, quien, solo ante el portero, se encontró con un paradón de Álex.

Pero quien no arriesga, no gana, y la apuesta de Jémez surtió efecto. De lo que pudo ser la sentencia se pasó al 1-2. Castel aprovechó un rechace de Cristian Álvarez a disparo de Herrera para acortar distancias y meter a los suyos en la pelea por los puntos con media hora por delante. Apenas un par de minutos después, el killer celeste igualó la contienda. Condujo el balón hacia el área y con un disparo cruzado puso las tablas. Can Misses explotaba de júbilo.

La Udé pasó a dominar por completo el partido. De hecho, no anduvo lejos de completar la remontada. Herrera tuvo la mejor opción para ello, pero, tras hacer lo más difícil al borde del área pequeña, lanzó a las nubes. Ahí se esfumaron las opciones de victoria de una UD Ibiza que vio truncada su racha de tres victorias seguidas, pero que se mantiene invicta en la ‘era Jémez'.