—Vuelve a la isla. ¿Qué significa Ibiza para usted?
—Para mí, es un lugar muy especial. Fue mi última etapa como futbolista y pasé tres años maravillosos. Es verdad que en el último hubo dificultades a nivel deportivo, pero guardo un recuerdo imborrable de esas tres temporadas. El trato que recibí y lo que significó para mí a nivel personal y profesional fue algo que tuve en cuenta a la hora de valorar la oferta del CD Ibiza.
—Vino como jugador y vuelve como entrenador. ¿Qué queda de aquel Raúl Garrido y qué ha cambiado?
—La esencia como persona es la misma. Evidentemente, la experiencia te va haciendo crecer, pero soy el mismo. Como jugador era una persona muy comprometida, muy apasionado del fútbol y todo eso permanece. El paso del tiempo te hace quedarte con lo mejor, te hace corregir errores y reforzar lo positivo.
—Habla de su etapa de jugador. En Ibiza, logran el ascenso, luego acaban séptimos en Segunda B y la temporada siguiente con un proyecto más ambicioso descienden. ¿Cómo vivió aquellos años?
—Fue un inicio muy ilusionante en el que conseguimos un ascenso soñado. Todo marchaba sobre ruedas. El segundo año, también fue en esa línea de crecer. Hicimos una muy buena temporada y, en el tercer año, la idea del club y todos los que lo formábamos era seguir creciendo, pero desafortunadamente no salió nada como pensábamos y acabamos con un descenso que nadie esperaba. Fue duro ese último curso, pero el balance general que me queda es muy positivo.
—¿Cuál es su mejor recuerdo de esa época?
—El día del ascenso a Segunda B es inolvidable. También la eliminatoria previa que pasamos ante el filial del Sporting de Gijón. Remontamos el 3-0 que nos metieron en la ida, allí en Mareo. En Ibiza, le dimos la vuelta con una tanda de penaltis agónica. Ese día y el día del ascenso son inolvidables. También hubo otras cosas muy chulas, pero ese día fue especial.
—Llega para liderar un proyecto que se estrena en Segunda RFEF. ¿Qué espera?
—Espero que seamos un equipo competitivo, que toda esa ilusión que estamos generando y que es lo que nos mueve se traslade al campo y nos haga ser competitivos. Espero seguir en la linea de crecimiento del club y que todos estemos a la altura para luchar por cosas bonitas.
—Poco a poco, la plantilla va cogiendo forma. ¿Qué falta? ¿Qué le pide a la dirección deportiva?
—No pido nada. Pido que seamos competitivos. Creo que estamos en muy buena línea. Estamos trazando el camino que habíamos pensando. Hay que seguir en esta línea de crear una plantilla competitiva. Hemos avanzado mucho porque hemos conseguido firmar jugadores interesantes y que eran nuestras primeras opciones, pero todavía queda camino. La Segunda B es muy dura y hay que seguir en esta línea porque podremos formar un buen equipo.
—Se ha traído algunos jugadores de su confianza. ¿Qué les ha dicho de este proyecto?
—Es un trabajo de equipo. Ningún jugador viene de la mano de alguien en concreto. Cuando un jugador firma por un club, lo hace por diferentes motivos. En este caso, les hemos explicado el proyecto, la ilusión que hay, las ganas que tiene de crecer y, evidentemente, por otro lado, los jugadores también conocen al entrenador que es algo importante. Pero cuando fichamos a un jugador es un trabajo de equipo. Estamos trabajando muchísimo. Tenemos unos recursos limitados y tenemos que tirar de ingenio y esfuerzo para convencer a los jugadores. También creo que la ilusión que manifiesta el club, las ganas de crecer y la solidez del proyecto gusta a los jugadores, y que sea un lugar tan especial como Ibiza, también suma.
—El día de la presentación decía que sin tener la plantilla cerrada no se podía hablar de objetivos. Desde entonces se han producido unas cuantas incorporaciones. ¿Se puede hablar ya?
—No, todavía no. Hasta que no esté la plantilla completa y sintamos en pretemporada cómo va el equipo, las necesidades que podamos tener… no me atrevo a hablar de objetivos. El primer objetivo que todavía no está terminado es el de formar un plantilla muy competitiva.
—¿Qué se va a encontrar la gente que vaya al campo? ¿Qué fútbol le gusta a Raúl Garrido?
—Una cosa es lo que nosotros pretendemos y otra la que se reproduce finalmente en el campo. Las intenciones son las de un equipo valiente, intenso, agresivo, que no espera que pasen las cosas, si no que provoca que pasen, que no especula, que presiona arriba y que quiere dominar la pelota, pero dominar la pelota para ganar el partido. Espero que esa sea la seña de identidad, con unos valores innegociables de esfuerzo, sacrificio, que se vea un equipo que lucha junto por un objetivo común.
—Hablaba ahora de valores innegociables. Dígame tres cosas innegociables para jugar en su equipo.
—Innegociable es la pasión por lo que hacemos. Eso es una. Un jugador que no le ilusione lo que hace, difícilmente va a poder jugar en nuestro equipo. Dos, mirar por el equipo. Quiero tener un equipo comprometido y unido en una misma dirección, que remen por un objetivo común. Me gustan los jugadores que miren más por el equipo que por ellos mismos. Lo prioritario es el equipo. Y tres, las ganas de crecer. Yo he ido a Ibiza para intentar seguir creciendo y me gustaría que cualquier jugador que esté en el club sienta que está ahí para crecer. Que es un proyecto para dar un paso hacia adelante. No me gustan los jugadores acomodados. Esto es una oportunidad ideal para poder seguir creciendo.
—¿Qué referentes tiene como entrenador?
—No soy muy de referentes. No sigo modelos exclusivamente. Para mí, Pep Guardiola está por encima del resto de los entrenadores, pero no lo considero un referente. Hay entrenadores en Segunda B que son realmente buenos e intento coger las cosas buenas de cada uno. No me gusta hablar de referentes, me gustan los entrenadores con personalidad, que son valientes. Por ejemplo, Luis Enrique también es un modelo bastante interesante, pero más que un referente me fijo en un modelo de entrenador que tenga personalidad, sea valiente y saque lo mejor de sus jugadores.
—Lleva muchos años peleando en esta categoría y en este grupo. Muchos dicen que es el más duro. ¿Lo ve así?
—Sí, absolutamente. Para mí es el más duro. Es verdad, que ahora con la restructuración de las categorías hay que ver cómo acaba, pero hasta ahora el grupo III era el más complicado. Había proyectos de mucho nivel y te podías encontrar campos pequeños de césped artificial y campos naturales con estadios de 20.000 personas. Aquí han convivido clubes y ciudades tan grandes como Alicante, Tarragona o Lleida. Filiales muy potentes… Hay gente que lo valora por los ascensos y para mí no es así. Creo que la dureza de un grupo la da el nivel medio de los equipos y en el grupo III siempre ha sido muy alto.
—Sobre el papel, hay un claro favorito. El Numancia es ese equipo que parte con la obligación de ganar siempre. ¿Quién más va a estar arriba?
—Es difícil valorar. A priori, si hablamos de favoritos, hablamos de Numancia y Lleida que tienen la obligación de participar el próximo año en la Primera RFEF. Son dos equipos que salen con la obligación de estar en el ascenso. Luego, el Levante B hará un equipo potente y hay que ver cómo se configuran el resto de las plantillas.
—Supongo que va mirando de reojo lo que van haciendo la Peña Deportiva y el Formentera.
—Veo que la Peña ha fichado a Manolo González que es un entrenador con gran recorrido en Segunda B, que el Formentera ha hecho lo propio con Michel, que también tiene recorrido. Tengo mucho respeto por estos dos entrenadores. Eso habla del nivel competitivo que van a tener. Además, con lo que están firmando estoy convencido de que van a ser rivales muy duros y muy difíciles de superar.
—Futbolísticamente hablando, muy poco tiene que ver la isla que dejó con la isla que se encuentra ahora.
—Desde luego. Eso es admirable. Que haya un equipo en Segunda, dos en Segunda B, más el Formentera, y cuatro en Tercera. Esto habla de que se ha crecido enormemente, de que se ha hecho bien el trabajo y que los proyectos han ido creciendo. Eso es para que todo el mundo esté contento y la isla se felicite.
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