Toñi, utillera de la Peña Deportiva, posa junto a la ropa deportiva de los jugadores que ella misma se encarga de cuidar al máximo.

La ibicenca Antonia María Bustos González, conocida en la Peña Deportiva como Toñi, es la utillera del equipo y, junto a los futbolistas y el cuerpo técnico, está concentrada en Estepona, viviendo junto a sus «niños», como ella misma los llama, este momento histórico para el conjunto de Santa Eulària.

Toñi, de 47 años, lleva trabajando en el club peñista una década, por lo que en este tiempo en el club ha vivido «de todo». Asegura que «tanto con el equipo como con el cuerpo técnico he celebrado los ascensos y, juntos, también nos hemos consolado en los descensos, por eso agradezco muchísimo que me hayan incluido en este viaje, porque es algo que no había vivido nunca y es muy gratificante compartir tantas emociones con mi equipo».

A horas de que arranque el partido que va a enfrentar a la Peña Deportiva y el CD Castellón en las semifinales del playoff por el ascenso a Segunda A, la utillera espera «vivir algo nuevo –en referencia al salto de categoría al profesionalismo–, porque la esperanza no se pierde».

Su función durante esta competición es fundamental. Se encarga de que tanto las equipaciones de entreno como las de los partidos se encuentren en perfecto estado de revista, limpias y ordenadas para cuando se necesiten y, sobre todo, que ninguna se extravíe. Para ello está en contacto permanente con la lavandería del hotel en el que se aloja la expedición.

Ritual
Toñi, además, tiene ciertas supersticiones antes de cada encuentro con la equipación de los jugadores con el objetivo de que protagonicen un gran partido. «No voy a contar qué hago, pero el ritual que llevé a cabo antes del partido contra el Marbella funcionó, así que haré lo mismo para el enfrentamiento con el Castellón para que todo salga igual de bien», indicó.

La utillera no sólo se encarga de la ropa de los jugadores, sino que también les acompaña y ayuda en todo lo necesario: «Mi función también es estar cerca de ellos, por eso muchos me llaman ‘mami', por la relación tan estrecha que tenemos».

Anécdota
Ha vivido con el equipo centenares de anécdotas. Recuerda cómo, en un partido de esta temporada, en el que la Peña jugó fuera del Municipal, «a Pipo se le perdieron las lentillas poco antes de saltar al terreno de juego. Sin ellas no veía nada, por lo que si no solucionábamos el problema no podría jugar. Así que nos pusimos en marcha rápidamente a buscar en varias farmacias y ópticas de la zona unas lentillas con la graduación que necesitaba, y al final dimos con ellas y Pipo saltó al campo».

Cuenta que, desde entonces, cada vez que juegan un partido se escucha a alguien preguntarle al jugador: «¿Pipo, llevas las lentillas?».

Para ella, el club es una gran familia, donde todos se cuentan sus problemas y se apoyan cuando hace falta, «como si fueran mis hermanos o mis hijos». Antonia Bustos González reconoce que, a pesar de que la Peña es un equipo humilde y con ciertas limitaciones en su infraestructura, no piensa salir de ella: «No cambio este club por nada, por ningún otro, aunque sea más grande. Yo lo que quiero es jubilarme aquí».