—¿Cómo calificaría su experiencia en el Dakar?
—La experiencia ha sido superpositiva. Ha sido siempre un sueño para mí poder estar allí tantos días desarrollando lo que he hecho, que yo creo que no me ha ido tan mal. Ha sido fantástico.
—Si tuviera que ponerse una nota, ¿cuál sería?
—No me gusta ponerme nota. Me la tiene que poner otra gente. Yo creo que ha ido bastante bien. Si todo hubiese ido perfecto, pues seguramente hubiese sido el primer rookie. Ha abandonado muchísima gente; yo también, pero aguantar casi hasta el final en el primer año... creo que ya es muy positivo.
—¿Qué ha sido lo mejor del rally?
—Poder correr en esos paisajes vírgenes increíbles, por zonas inexploradas. Es un país, además, muy poco accesible hasta ahora. Parece que lo será más ahora, y hemos estado corriendo en unas zonas realmente impresionantes. También me quedo con el compañerismo de otros pilotos cuando han surgido problemas.
—¿Y lo peor?
—Los enlaces. Terminas una etapa en la que acabas cansado, con frío, porque ha hecho mucho frío casi todos los días, y luego tienes que hacer un enlace de cientos de kilómetros en un quad por una carretera que hacía parecer que no ibas a llegar nunca. También los madrugones. Dormir poco ha sido duro.
—¿Qué cambiaría de su actuación si pudiera dar marcha atrás?
—Me gustaría dar marcha atrás y mejorar algunas cosas, pero creo que no vale la pena lamentarse de nada porque no conocía esto. Fui todo lo preparado que pude y sí hay cosas que podría cambiar, pero era imposible haberlas sabido. También es cierto que llevaba unos medios que se ajustaban a mi presupuesto. Si hubiese tenido uno mayor, hubiese llevado más medios. Eso hubiera facilitado el tener menos averías.
—¿Qué es lo más duro que ha tenido que vivir?
—Lo más duro para todos ha sido el fallecimiento de un piloto. Esto nadie lo quiere y la verdad es que le ha sucedido a una persona por un sitio por el que también pasas tú. Es muy triste.
—No perdió la sonrisa ni siquiera cuando le evacuaban en helicóptero tras romperse el motor de su quad. ¿Es el claro ejemplo de que se marcha satisfecho?
—Sí, estoy más que satisfecho. Lo que más temía era romper en los primeros días, porque me ha costado mucho llegar hasta aquí, conseguir patrocinadores y quiero volver. Si hubiese abandonado uno de los primeros días, les hubiese decepcionado y me hubiese costado volver a conseguir su apoyo. Con todos los días que he participado, aunque no he podido terminar, pienso que estarán contentos conmigo, así que, al superar los primeros días, ya pensaba: ‘Voy a hacerlo lo mejor que pueda; si rompo, mala suerte, pero, al menos, ya han visto lo que puedo hacer'. De todas formas, el viaje en helicóptero ha sido todo un lujo. Tenía uno para mí en medio del desierto (risas).
—¿Tuvo que contestar muchos mensajes durante esta aventura?
—Recibí un montón. Tengo un montón de gente por contestar aún. Tengo que disculparme por haber contestado a unos y a otros, no. Me sabe mal que se me escape alguno, pero es una barbaridad.
—¿Qué supone para usted haber sido el primer ibicenco en participar en el Dakar?
—Primer ibicenco y segundo pitiuso, porque ya lo hizo Xicu Ferrer, de Formentera, al que admiro muchísimo. A ver si no soy el último y se anima más gente. Estaría muy bien.
—Parece convencido de volver el próximo año. ¿Objetivo?
—Este año venía a aprender. Ha sido bueno que me pasaran tantas cosas, porque así te preparas mejor. El año que viene iré con la lección aprendida a intentar hacer un puesto bueno.
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