—¿Se esperaba conseguir este título?
—La verdad que no porque eran unas aguas muy diferentes a las que suelo pescar. Esperaba hacerlo bien, porque trabajas mucho y llevas buen equipo... Esperaba hacerlo bien, pero ganar... no lo tenía tan claro.
—¿Cambia mucho la competición dependiendo del mar en el que se celebre la prueba?
—Muchísimo, es algo completamente diferente. Allí es otro tipo de mar, agua más dulce, otro tipo de peces, otros comportamientos, muy poca visibilidad... es otro mundo.
—¿Cómo se adapta a tanto cambio?
—Pues trabajando, por eso vamos allí unos días antes, para intentar aclimatarnos lo más rápido posible.
—Una pena que no lo haya podido celebrar como se merecía por el fallecimiento de uno de los participantes.
—Sí, la verdad que ha sido una pena muy grande. Son cosas que nadie se espera. Son accidentes que ocurren, como en todos los deportes, pero es un palo muy grande y se truncó todo.
—Sí es cierto que ustedes al estar bajo el agua corren un mayor riesgo.
—Sí, por supuesto. Es un riesgo muy común en esta disciplina.
—Para los que no lo sepan, ¿en qué consiste su deporte?
—Pues es pescar a pulmón libre. Cada vez que bajas, luego te recuperas en superficie. Bajas al fondo y durante un minuto, minuto y medio, hay gente que llega a tres minutos. En ese tiempo tienes que bajar, buscar la captura, dispararle y sacarla a superficie.
—¿Qué equipo llevan?
—Pues un traje de neopreno, unas aletas largas, unas gafas, un tubo, unos guantes para proteger las manos y el fusil.
—¿De dónde le viene la afición?
—Pues de siempre, mi padre lo ha practicado toda la vida y se podría decir que nací con el fusil debajo del brazo.
—¿Hasta qué profundidad baja? Y ¿cuánto aguanta en apnea?
—Pues depende de la época del año. En verano sueles pescar a más profundidad y puedes llegar hasta los 45 metros. Las apneas, no suelo pasar nunca de un minuto y cuarenta segundos, llegar a dos minutos es raro para mí.
—¿Hay diferentes técnicas para pescar?
—Más o menos cada uno hacemos una técnica similar, pero dependiendo del tipo de peces que quieras capturar, haces una cosa u otra. Puedes pescar mirando dentro de los agujeros, de las piedras, en cuevas... los peces en aguas más libres pues los tienes que capturar a la espera o haciendo un acecho.
—¿Recuerda cuál ha sido la pieza más grande que ha capturado? ¿Tiene algún pez favorito?
—Pues el más grande fue una silvia de 65 kilos. Y mis favoritos son el mero y el dentón por su dificultad para capturarlos.
—¿Cuáles son las principales dificultades que se puede encontrar? ¿Ha tenido alguna mala experiencia?
—Pues la principal es el síncope, que es un desmayo debajo del agua. Pierdes el conocimiento por la falta de oxígeno y si no tienes a nadie al lado que te coja o que tu lleves una flotabilidad positiva, te hundes y se acabó. Ese es el mayor riesgo. Luego, también te puedes quedar enganchado en el fondo con algún cabo o quedarte atrapado en alguna cueva. Yo tuve un susto cuando tenía 14 años. Me dio un síncope, mi familia se asustó mucho, sobre todo mi padre, pero poco a poco con su ayuda fui cogiendo más experiencia y hasta el momento lo llevo bien.
—¿Cómo se entrena para este tipo de competiciones?
—Pues al final es una trayectoria de todo el año. El problema de la pesca submarina es que hay muy pocos deportes que sean compatibles con él porque te cargan las piernas o oxigenas demasiado el cuerpo. Lo que yo intento hacer es ir tres días a la semana a pescar y hacer apnea.
—¿Cuáles son sus siguientes retos?
—El siguiente reto es el Memorial Nacho Fernández que se celebra aquí en Ibiza. Llevo cuatro o cinco años quedando segundo, se me resiste y tengo ganas de ganarlo.
1 comentario
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Oscar quizás no lo esperaba, pero en el mundo de la pesca submarina lo teníamos claro y entre sus rivales, era el favorito. Es un campeón