Los jugadores del Portmany celebran junto a su afición la clasificación para la segunda ronda tras superar al Atlético Rafal. | Marcelo Sastre

El Portmany afronta los 90 minutos –120 en caso de prórroga– finales para cumplir su sueño, el de regresar al grupo XI de Tercera División. Para ello, el equipo de Carlos Marí debe hacer bueno el 1-1 cosechado en el encuentro de ida de la segunda y última eliminatoria por el ascenso contra el Rotlet Molinar.

Carlos Marí, que podrá contar con todos sus hombres a excepción del sancionado Manu Requena, espera «que sean 90 minutos y no haya que sufrir tanto», en referencia a una posible prórroga. «Tenemos muchas ganas de que empiece el partido. No vemos la hora de que ruede el balón. Estamos animados y motivados», expuso el entrenador de los sanantonienses.

El míster ve «muy igualada la eliminatoria» tras la experiencia del partido de ida. «Ellos tienen un buen equipo, pero, en principio, creo que traemos un resultado positivo. En casa somos muy fuertes. Sé que va a ser difícil, porque es una final, pero confío en que vamos a dar lo mejor de nosotros», explicó.

El preparador de los rojos prefiere, eso sí, centrarse en los suyos: «Del rival no hay algo que me preocupe en exceso. Me preocupa todo y nada a la vez. Ya le conocemos. Ya teníamos informes y, por lo que pudimos ver en la ida, eran muy fieles a lo que manejábamos. Tiene dos interiores muy buenos y un extremo izquierdo que desborda mucho. Quizás es su jugador más desequilibrante. A partir de ahí, me preocupa más que nosotros sepamos adaptarnos bien a las circunstancias de la final. Debemos preocuparnos más de nosotros que de ellos».

Marí espera la ayuda de la afición en un día clave para el futuro del Portmany: «No tengo ninguna duda de que el campo estará lleno. La grada nos dará el empujón que necesitamos para decantar la eliminatoria a nuestro favor».