Imagen del loro posado sobre un poste elevado en el campo de fútbol del Santa Gertrudis. El sábado sus ataques obligaron a suspender el partido de cadetes contra el Sant Jordi.

El partido que disputaban este pasado fin de semana los equipos del Santa Gertrudis y el Sant Jordi de categoría cadete en Ibiza tuvo que ser suspendido a los quince minutos de juego por el ataque de un «loro de gran tamaño», según especificó el colegiado del encuentro en el acta del partido.

Los hechos tuvieron lugar en el campo del conjunto de Santa Gertrudis de Fruitera. Apenas superado el primer cuarto de hora, un loro de tamaño considerable empezó a sobrevolar las cabezas del público y de los futbolistas y ante la imposibilidad de neutralizar los continuos ataques del ave, el colegiado, en previsión de que un picotazo pudiera causar daños en los jugadores o en los espectadores decidió aplazar el encuentro. En el acta del partido el árbitro indicó posteriormente que el choque se aplazaba «por la intervención en varios momentos del partido de un loro de gran tamaño creando peligrosidad en uno de los ataques».

Precaución

El presidente del club del Santa Gertrudis, Miquel Angel Pareja, relataba al Periódico de Ibiza y Formentera que el escrito del acta por parte del colegiado atendía a lo que sucedió en el partido, un hecho poco común y que por primera vez obligó a la suspensión de un partido de fútbol. «Este loro o guacamayo había atacado días antes a dos niños que iban en bicicleta y este fin de semana sucedió esto en nuestro campo», explicó el presidente. El ave se escapó de su propietaria hace días y pese a los esfuerzos del Seprona en intentar capturarlo para devolverlo a su domicilio, el loro sigue a su aire y sin poder ser devuelto a su dueña. En estos momentos se cree que puede estar resguardándose en un bosque cercano al campo de fútbol. Esta especie es un animal sociable y tranquilo, pero al encontrarse en un escenario nuevo, esto puede haber afectado negativamente a su carácter. Este cambio influye especialmente en la época en la que está en celo, que es cuando más áspero puede encontrarse.

El loro se situó el sábado en una posición elevada, como demuestra la fotografía, y en reiteradas ocasiones se lanzó hacia los niños. El árbitro inicialmente detuvo el partido unos minutos hasta que el ave decidió hacer un último vuelo de reconocimiento y marcharse. Sin embargo, a los pocos minutos persistió en sus ataques y ante la imposibilidad de detenerlo y por la desconcentración que esto creaba, el colegiado envió a los futbolistas al vestuario. Como es lógico, nadie trató de utilizar la violencia para capturar al loro y al comprobar que no desistía en sus kamikaces ataques, el partido se suspendió.

Se da la circunstancia de que el loro atacó sólo el sábado y cuando el marcador era adverso al equipo local. El domingo, el ave regresó al campo de fútbol, se situó en su lugar de vigía para observar los partidos que se disputaron por la mañana, pero en ningún momento se lanzó hacia los niños. Curiosamente en la mayoría de partidos, el equipo local ganaba. El partido suspendido se reanudará el 21 de marzo.