«Me fui a Barcelona en septiembre para hacer un break de un año y, de paso, acabar la carrera de Derecho, que estoy en el último año, pero he vuelto. Echaba demasiado de menos estar en Ibiza y en la pista. Ahora, estoy en el Pitiús al cien por cien, pero ya no entreno a populares», explicó el técnico.
«Ahora, estoy implicado conjuntamente con mi padre –Toni Roig– en el entrenamiento de todo el club y específicamente con el grupo de velocistas. También estoy más centrado en la preparación de Mateus Moura con mi padre y con dos corredores de ruta: Rubén Torres y Pablo Altamirano», explicó.
Joan Roig decidió hacer un cambio en su vida tras regresar a la isla porque llegó a sentirse «quemado». «Estaba muy metido con U-Run, con el atletismo popular, y estaba un poquito quemado, porque llevar a más de 100 personas durante más de dos años, cada uno con programaciones distintas, pues me hizo mella. No era por ellos, sino porque lo compaginaba con otro trabajo de ocho horas y estaba un poco forzado», explicó.
Eso fue lo que le hizo tomarse «un paréntesis para ir a Barcelona, descansar un poco y ver las cosas desde fuera». «Sin embargo, he vuelto antes de lo previsto porque tenía unas ganas enormes de volver a la pista, que es lo que me gusta», dijo el entrenador, que pretende «aprender el máximo posible de mi padre». «Hace 14 años que tengo el título de entrenador y tengo la suerte de trabajar cada día con él, que es uno de los mejores entrenadores de Europa. Tuve otras ofertas, pero prefiero cobrar menos y aprender más de él», sentenció.
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