Gurpegui, anteayer a su llegada a Ibiza.

La expedición del Athletic Club disfrutó de todo cuanto rodeó a su histórica visita a Formentera excepto del partido, que pareció tomarse a modo de entrenamiento para el pesar de los familiares y seguidores que acompañaron al equipo. Tras su enésimo pinchazo esta temporada, ahora con un conjunto de inferior categoría, los rostros de los directivos y del personal rojiblancos languidecían en zona mixta.

Su presidente, Josu Urrutia, respondió con cara de pocos amigos y un ‘no’ rotundo a la propuesta de este periódico para valorar el encuentro. Ni siquiera para agradecer la acogida recibida o calificar su visita a la pitiusa menor. Quien tampoco habló sobre el partido fue el exjugador Carlos Gurpegui. El ahora responsable institucional del club bilbaíno cambió el semblante para sonreír al valorar, muy positivamente, el viaje y su estancia en Formentera.

«La experiencia ha sido muy bonita. La isla es una gozada, nos ha hecho bueno y me he podido bañar un poquito, pero los jugadores no, eh», condensó Gurpegui con una de las pocas sonrisas que ayer se esbozaron desde la entidad vizcaína.