Titi se forjó en la cantera del Sevilla a pesar de ser bético declarado. Formó parte de la quinta de Diego Capel, Jesús Navas y el difunto Antonio Puerta, entre otros, con los que disputó cuatro fases de ascenso a Segunda B. Luego, se marchó al Melilla, de Segunda B, para regresar a su tierra y volar rumbo a tierras formenterenses en el año 2011.
Formó una delantera brutal con Baby para liderar el salto de categoría. Luego, estuvo dos campañas más en las filas rojinegras para acabar jugando en el Portmany y el Sant Jordi. En verano de 2015 regresó a Sevilla junto a su mujer, Hebe, y su hijo Enzo, de dos años, para encargarse del bar familiar en Tomares y continuar jugando en el Castilleja de la Cuesta, de Tercera.
El sevillano recibió los abrazos y el cariño de varios integrantes del equipo, entre ellos los jugadores Adrian, Maikel, Jordi Haro y Álex. Todos ellos tendrán el apoyo de Titi desde la grada, pues, aunque haya pasado por ambos clubes, tiene claras sus preferencias: «Voy con el Formentera. Lo tengo claro. He vivido una muy buena época allí y guardo muy buenos recuerdos. Aunque el Sevilla me ha dado la educación deportiva, me quedo con el Formentera, que además es el equipo revelación de la Copa del Rey. Me tira la relación con el club y la isla».
El reencuentro fue «especial». «Me han llamado veinte mil personas que vienen a Sevilla y me quieren ver. Es lo bonito del fútbol. Un club es un club del que entran y salen jugadores, pero los amigos que he dejado allí son especiales y es mi segunda casa». Titi está sacándose el nivel-1 de entrenador. Preguntado sobre si acabará entrenando al conjunto rojinegro, indicó: «Ahora mismo estoy formándome. En un futuro nunca se sabe. El caso es empezar».
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