—¿Qué le ha parecido Ibiza?
—Bien. Me ha gustado mucho. El tiempo me ha sorprendido. Cuando salí de Suiza teníamos unos cuatro o cinco grados y vengo aquí y me encuentro con 27 o 28 y sol. Estoy muy sorprendido.
—¿Por qué decidió venir a la Vuelta a Ibiza?
—Me invitó Javier Mauleón, un compañero con CLAS-Cajastur. Hemos tenido tiempo una amistad siempre. Nos vemos todos los años una vez para una cena. Me lo planteó varios años y esta vez pudo ser.
—¿Qué le ha parecido el recorrido y lo que ha podido ver?
—No es que se vea muchísimo porque, cuando vas en un grupo de 300 ciclistas, hay que tener cuidado al estar todos muy cerca. Tampoco estoy muy habituado a ir en grupo. Hay siempre que mirar a la gente de al lado y de delante. La segunda parte del primer día fue muy bonita. No sé dónde está el norte ni el sur, pero la segunda parte me gustó.
—¿Le han pedido muchas fotos o autógrafos o las nuevas generaciones no se dan cuenta de que tienen una leyenda delante?
—Somos mayores para que pidan una foto contigo. Sólo la gente de a partir de 40 años que conoce un poco mi historia en el ciclismo lo hace, pero sí, hay mucha gente todavía. Ahora se hacen selfies.
—¿Le gustaría volver a parti- cipar, sobre todo teniendo en cuenta que no ha podido disfru- tarla al completo por el tiempo?
—Ayer –anteayer para el lector– disfruté mucho del tiempo. Viene el jueves y el tiempo era fantástico. No me puedo quejar. Hoy –por ayer– hubo un temporal muy fuerte, pero es normal. Mira, ahora hace sol y se puede ir con manga corta.
—¿A qué se dedica actualmente?
—Con el tiempo voy trabajando menos, pero todavía represento a algunos ciclistas y lo haré hasta que terminen. No voy a fichar nuevos. También estoy trabajando con una empresa muy grande de Mallorca que alquila bicis y hace vueltas.
—¿Qué recuerda de su vida como ciclista profesional?
—Han pasado 20 años y, sinceramente, fue muy bonito, pero también estaba contento cuando lo pude dejar, porque no es sólo placer ser profesional. Al principio, tú empiezas con esto como un hobby. Luego, ya pasa a ser tu trabajo y, al final, tienes mucha presión porque eres el líder. Hay que ganar carreras y tienes un equipo detrás de casi 50 empleados. Tienes que cumplir ganando. Cuando me retiré en 1997 estaba contento por poderlo dejar. Hay momentos que recuerdo con cariño como la primera Vuelta y algunas etapas y duelos con Miguel Indurain.
—¿Cómo vivía esas batallas con Indurain?
—Con Miguel me llevo muy bien. Siempre lo hemos hecho. Si él necesita algo de mí y me pide participar en una carrera en España, lo hago. Al contrario, también. Vino hace unos meses a Suiza y doy gracias a que lo hizo para hacer un combate en pista. Le llamé y me dijo ‘dime la fecha y si me va bien, voy'. Es muy buena persona.
—De todos sus éxitos, elija una sola carrera.
—Los títulos no me dicen mucho. Yo me quedo con una carrera que nadie seguramente recordará en 1993, en la Vuelta. Era una etapa que terminaba en el Naranco, Asturias. Ahí gané la Vuelta a España. Fue la más bonita que hice.
—Han pasado casi 20 años de su retirada. ¿Cómo ve el ciclismo actual comparado con el de su época?
—No soy yo quien puede juzgarlo. No estoy dentro ahora. Lo veo más profesional, más controlado en cuanto a comida, peso... Nosotros hemos podido comer lo que queríamos. Lo veo mucho más profesional. Otra cosa que ha cambiado mucho es el material.
—De los ciclistas que ha visto tras dejar el profesionalismo, ¿con cuál le habría gustado competir?
—Yo prefiero a los malos. De los buenos no quiero ver a ninguno (risas). El que más me impresiona es Alberto Contador. Ha ganado todas las carreras y siempre tiene una voluntad mental buena. Ninguna carrera la da por perdida hasta que termina la última etapa. Me gusta la personalidad que tiene y su chispa.
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