Antes del encuentro, cuyo resultado obviamente era lo de menos, la Penya Blanc i Blava, de manos del presidente Juanjo Bertomeu, hizo entrega de una placa y un ramo de flores a los hijos del fallecido, Emilio y Francisco –defienden en la actualidad la camiseta de los periquitos en el infantil A– y su hermano Emilio. Los tres fueron recibidos en el terreno de juego por un interminable pasillo de jugadores y miembros de la entidad blanquiazul entre aplausos.
El máximo responsable del club comentó que «Diego falleció a finales de julio de manera repentina y hemos querido hacerle un recuerdo». «Sus hijos, que ahora tienen 13 años, están aquí desde que tenían tres añitos y Diego les traía por aquí tres veces por semana y participaba en la mayoría de entrenamientos y partidos. También vino a varios torneos», explicó Bertomeu, que destacó que se trataba de «un papá muy vinculado al club».
Al acto no pudo asistir Vanessa, la mujer del fallecido, pero dejó claro su gratitud con el detalle. «Nos ha agradecido que hagamos esto y está contenta con el detalle», indicó el presidente del club tras un partido que, seguramente, Diego Cortés vio desde el cielo.
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