La veterana nadadora Margarita Tita Llorens no pudo completar su aventura de cruzar a nado desde Eivissa hasta Jávea. La menorquina se quedó a medio camino debido al fuerte viento y oleaje, que la obligó a decir adiós antes de lo deseado.
«El reto a finaliza antes de lo esperado. Nos hemos encontrado con un viento en contra de fuerza 4 y con rachas de fuerza 5, y con un fuerte oleaje desde las 16.00 horas. A las 21.20, tras 17 horas, 45 kilómetros nadados y por motivos de seguridad, el equipo ah decidido que el cruce era imposible en la noche. Margarita se encuentra perfectamente y ya estamos en el puerto de Dénia. Muchísimas gracias por todo vuestro apoyo», indicó Francisco Pons en su perfil de Facebook.
La nadadora del CN Jamma había tomado la salida sin neopreno a las 04.30 horas del lunes en Cala Tarida. La llegada estaba prevista para la mañana de ayer en el litoral del Portixol, en Jávea. Su objetivo era convertirse en la primera mujer en realizar este cruce a nado, el cual habían llevado a cabo anteriormente David Meca y Juanjo Serra, pero en dirección contraria.
Este último fue uno de los que más apoyo mostró hacia la ciutadallenca en las redes sociales. «Siento mucho que no lo hayas logrado y me gustaría que lo volvieras a intentar. Ya sabes que yo tuve que intentarlo tres veces para conseguirlo. Ahora, a descansar y a estar satisfecha por haberlo dado todo. El resultado es lo de menos. Un abrazo», escribió Serra en Facebook. También en su cuenta de Ibiza Blue Challenge tuvo palabras para ella: «Queremos agradecer el esfuerzo de Tita y de su equipo, y animarla para que lo vuelva a intentar en otra ocasión. Esta travesía tiene un altísimo porcentaje de abandonos por su extrema dificultad y estamos seguros de que Tita es una de las pocas mujeres del planeta capaz de conseguirlo. Nos habéis hecho vibrar con el deporte auténtico y solo podemos decir gracias».
Llorens confesó ayer por la tarde sentirse muy bien. «Debo decir que en el aspecto físico estoy mucho mejor de lo que me pensaba, ya que la paliza fue grande. ¿De coco? Bien, porque tengo muy claro que hice lo que debía hacer. Quedarme en el agua era arriesgarse a perderme. No podía quedarme sola ahí en medio con las olas que sufrí porque no me veían», dijo la nadadora.
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