El míster rojillo puso en duda la actuación del árbitro Mascaró Cardona, con el que ya tuvo sus rencillas. «Esperemos no volver a encontrárnoslo porque esto [de que te piten tres veces en 21 jornadas] no pasa en ningún lado y, además, con polémica. Me da la sensación de que están haciendo las cosas mal, pero nosotros no las podemos arreglar. Como no quieran hacerlo, desde el estamento, Riera Morro o quien tenga potestad... Es difícil hacer una competición limpia. No sé si es mala leche, casualidad o que realmente la asignación de árbitros la hace alguien a quien le interesa. No tengo ni idea, la verdad. Habrá árbitros que no nos van a pitar nunca y resulta que hay uno que nos ha pitado ya tres veces», dijo.
El ilerdense lamentó que no le pitaran hasta tres penaltis en Alcúdia: «Lo vio todo el mundo. Me da la sensación de que estamos indefensos, de que dependemos de lo que quieran o no pitar. Hasta el liner le dijo que era penalti a alguno de nuestros jugadores. No sé si son cosas predeterminadas. Los entrenadores pensamos que tenemos delante un juez que, como mínimo, va a pitar lo que ve, no lo que quiera, sino lo que se produzca en el campo».
También se refirió a la expulsión de Maikel, muy protestada por los suyos: «El que vea un poquito de fútbol sabe cómo es Maikel. Que en cinco minutos haga dos faltas punibles de tarjeta amarilla es más que raro. Nunca le ha pasado. Si tuvieran la decencia de saber, ya que cobran un dinero, a quién van a pitar y la clase de jugadores que hay... No digo que seamos hermanitas de la caridad, que seguro que no, pero Maikel es incapaz de hacer dos faltas seguidas de amarilla. No le tembló la mano al árbitro. La primera cartulina es de risa, pero la segunda llega en un balón dividido, con uno por cada lado, y cae el contrario. En todo caso es falta. Es frontal, no hay agarrón, no es por detrás, no hay violencia... Y nos dejan durante 40 minutos con 10 jugadores».
El catalán indicó que «es inevitable hacer estos comentarios porque, de cara a los seguidores de Formentera, deben saber qué pasan a veces cosas raras, no en todos los partidos, pero sí en muchos». «En casa lo hemos podido ver más de una vez. A nuestro delantero se le puede hacer cualquier cosa a la hora de rematar y nunca le pintan penalti. Da la sensación de que vale todo y, a veces, sales muy indignado del partido, sin saber qué decirle a los jugadores, que bastante hacen con aguantar el tipo. Yo creo que es una guerra perdida que el club no debe tocar porque saldría mal», explicó.
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