Aunque José Luis fue el primero en avisar con un disparo templado desde la medular que Seral atrapó sin problemas, lo cierto es que el San Rafael fue el que tuvo la pelota en los primeros compases y el que dio más sensación de equipo. Luque no tardó en responder con un disparo a las nubes. Poco después, De Pablos se marcó una gran jugada individual que Luque no pudo cabecear a la red porque el centro se marchó algo alto.
El juego se niveló y el centrocampismo empezó a hacer acto de presencia. Se vivió entonces una batalla de gladiadores, limpia y sin tregua, hasta que llegó la acción que desniveló la balanza en el minuto 23. José Carlos se sacó un pase sensacional entre líneas para Vicent, cuyo disparo despejó un defensa bajo palos. El rechazo lo cazó Pacheta al filo del área pequeña y no perdonó a puerta vacía.
Lejos de venirse abajo, el equipo de Vicente Román reaccionó para tratar de buscar el empate. Recompuso su equipo cambiando de posición a varios integrantes, destacando el paso de Carvajal a la delantera y de Salas al eje de la zaga. Y a punto estuvo de funcionar con rapidez la decisión, pues Luque rozó el empate con un disparo desde el vértice del área que se estrelló en la parte superior del travesaño.
Sin embargo, fue la Peña Deportiva la que, en un arreón final, estuvo a punto de dejar el partido visto para sentencia en los cinco últimos minutos. Seral evitó el segundo gol en un disparo ajustado de Piquero que sacó con la mano izquierda a ras de suelo; Vicent envió una vaselina por encima del larguero tras un gran pase de Erencia; y Ramiro lanzó desde la frontal a las manos de Seral en la última acción remarcable del primer tiempo.
Tras la reanudación, Piquero dio el primer aviso de cabeza. Replicó Salas con un remate similar en el minuto 57. Poco después llegó el golazo del San Rafael. Luque se marchó entre los dos centrales peñistas, se plantó delante de Torres y le superó por el palo corto.
La Peña estaba dormida y no encontraba la manera de hilvanar jugadas de peligro. Ni la expulsión de De Pablos, que vio la segunda tarjeta amarilla en el minuto 69, hizo que el equipo de Mario Ormaechea despertara de su letargo. De hecho, solamente hubo dos oportunidades claras de gol en el resto del partido, una por bando. Un disparo de José Carlos, que estaba en posición escorada, lo sacó un defensa bajo palos en el minuto 74.
Cuando se acercaba el final, Luque perdonó la ocasión más clara del encuentro. Se plantó completamente solo ante el guardameta en un contragolpe de libro y disparó fuera con todo a favor. De esta manera, el empate se mantuvo hasta el final en el marcador, unas tablas justas para lo visto en el terreno de juego pero estériles para los objetivos de ambos equipos.
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