Sant Antoni disfrutó ayer de la primera de las dos jornadas que componen este evento, que atrajo bastantes aficionados en las distintas zonas por las que discurrió el evento. Eso sí, se esperaba algo más de público junto al Passeig de ses Fonts, donde concluyó la competición en torno a las 17,00 horas. Al menos, los que acudieron se lo pasaron en grande y disfrutaron de la habilidad de los trialeros, a los que, además de aplaudir y animar, filmaron y fotografiaron con sus móviles. No era para menos. El espectáculo fue mayúsculo y merecía la pena.
Los más pequeños ofrecieron una lección de valentía. Las motos eran mucho más grande que ellos, pero sólo físicamente. Los ‘grandes' eran ellos, capaces de sortear todo tipo de obstáculos y subir rocas sin miedo a una posible caída. Pero lo que más llamó la atención fue, lógicamente, la capacidad de maniobra que tenían los favoritos en la categoría reina. La dificultad era importante y, aun así, se mantuvieron encima de la moto como si nada. «Cómo controla», afirmó una aficionada al ver en acción a Dagnicourt Benoit en la última zona. Fue, sencillamente, impresionante.
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