MONTUÏRI 4
Las últimas jornadas ligueras suelen caracterizarse por contar con dos tipos de partidos: los que tienen algo en juego y los que no. El que enfrentó ayer al Atlético Isleño y el Montuïri formaba parte de los primeros, pero no lo parecía. Al menos para los visitantes. Sin concentración, solidez defensiva ni ideas en ataque es difícil puntuar en un encuentro, máxime si tu rival se está jugando acceder al ‘play off' de ascenso. Los pupilos de Pepe Arabí fueron marionetas en manos de un cuadro rojiblanco infinitamente superior, que puso el juego y las ocasiones en un estadio de Can Misses que registró una mediocre entrada a pesar de tratarse de una jornada de puertas abiertas.
Idéntica alineación
Con el mismo once que fue capaz de bailar al Santanyí, el cuadro de Vila soñaba con repetir la historia en la tarde de ayer. Nada más lejos de la realidad. Al cumplirse el primer cuarto de hora, la escuadra local hizo uno de esos regalos propios del día de la madre. Niki cedió con fuerza el balón con la cabeza a Prats y el portero, como si sus guantes estuvieran untados de mantequilla, vio cómo se le escapaba el esférico para acabar alojándose en el fondo de la red. «Tierra, trágame», debió pensar. Poco antes, Nene había mandado el balón a las nubes prácticamente en el área pequeña y con todo a favor tras una buena acción individual de Femin, que fue toda una pesadilla en el extremo derecho.
La primera intentona del Isleño llegó en el minuto 20, con un disparo centrado y raso de Paolo que atrapó Octavi sin problemas. Ése y otro tiro de Tomás, un minuto después, en una acción en la que reclamó mano dentro del área, fue el bagaje ofensivo del equipo de Pepe Arabí en todo el partido. Y así no se puede ir muy lejos.
La puntilla
Antes de cumplirse la media hora de juego, el Montuïri hizo volar cualquier esperanza por emp atar cuando Sergio Rojals puso tierra de por medio tras un rechace de Niki. El central, al que le había ganado la espalda Aitor Pons en un balón en profundidad, demasiado hizo con sacar debajo de lo tres palos el primer disparo después de que el ariete visitante driblara a Prats.
La superioridad mallorquina era aplastante y Nene trató de sentenciar la contienda –si es que no lo estaba ya– con un zapatazo lejano que desvió el portero. De ahí al final del primer tiempo, nada más.
La reanudación
A la vuelta de vestuarios, ambos equipos movieron piezas. Los locales dieron entrada a López, quizá buscando algo más de chispa por la banda derecha. No sirvió de nada. El Montuïri, a pesar de perder al desequilibrante Femin por lesión a poco de reanudarse el choque, era tan superior que sólo era cuestión de tiempo que su renta aumentara. Pere Fuster, al cabecear un córner, y Aitor Pons, tras un mal despeje de Niki, elevaron la ventaja a un contundente 0-4 con 25 minutos aún por jugarse, muy poco tiempo para una milagrosa remontada y demasiado para aguantar sentado sobre una grada de Can Misses que abandonó más de la mitad de los asistentes. Con eso queda todo dicho.
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