Imagen de la terrible falta de Juanito sobre Fofi que envió al lateral andaluz lesionado al vestuario.
Con cierta dosis de victimismo, lógico si atendemos a lo acontecido en el municipal de Santa Eulària, Matías Fernández lamentaba tras el encuentro que el 0-1 demostraba la tesis futbolística que sostiene que es más sencillo defender que atacar. El tópico verbalizado por el técnico venía al pelo después de comprobar cómo un equipo rentabilizaba al máximo su nula aportación ofensiva gracias a un error puntual de su rival -Juanjo aprovechó a la media hora de juego un error garrafal de Raúl Gómez- y a la simple acumulación de hombres por detrás del balón.
La Peña Deportiva dio ayer un paso atrás en su carrera hacia la cima de la Tercera balear quebrando, al mismo tiempo, una impecable racha de victorias -siete de siete en casa desde la llegada de Matías- y demostrando que la plantilla sigue presentando fisuras, sobre todo en ataque. Un debutante como el Son Ferrer fue capaz de maniatar la zona de creación local gracias a un esquema táctico ultradefensivo, sólido y hermético, que resultó un dique infranqueable en el que encalló el buque peñista.
Los primeros minutos no hicieron sino certificar que el Son Ferrer emplearía el músculo y los contragolpes como armas para amenazar a su rival. La Peña pinchaba en hueso a cada incursión, pero no cesaba en su empeño por dominar el cuero y buscar la meta rival.
Así, a los 11 minutos llegó el primer disparo del encuentro a cargo del juvenil Cristian Cruz, quien compartió el carril izquierdo con el andaluz Fofi. Su estéril lanzamiento fue un oasis en el desierto en que se convirtieron ambas áreas. La circulación del balón era más lenta y abrupta que en jornadas anteriores, en parte por el laberinto de piernas rivales que obstaculizaban cualquier avance local.
La Peña no quería renunciar a su estilo, pero encontró la horma de su zapato de la manera más cruel posible. Osky botó un saque de esquina que cabeceó Pando a las manos del meta Gabi. Este sacó en largo buscando sorprender a su rival, y vaya si lo hizo. Raúl Gómez midió mal el salto y se tragó el balón, dejando sólo al delantero Juanjo frente a Carlos Moro. Con una sutil vaselina, el jugador del Son Ferrer hacía saltar la sorpresa cuando se cumplía la primera media hora de juego.
Hasta el descanso, la reacción de la Peña fue igual de tenue que la aportación del delantero Joseto. El punta murciano sigue sin adaptarse a las necesidades del equipo y ayer no generó ni una sola opción de peligro. Fue el pivote Pando quien pudo cambiar el guión del choque. Más bien el colegiado Alberti Oñate al obviar unas claras manos de Vich dentro del área tras un cabezazo del espigado mediocentro cántabro (min. 38). Tampoco advirtió el trencilla la violencia con que entró Juanito a Fofi (solo vio la amarilla), quien tuvo que ser sustituido en el descanso por una fuerte contusión en la rodilla. Antes de que Oñate pitara el final, tuvo tiempo de anular un gol de Jordi, tras cantada del guardameta Moro, por un presunto fuera de juego.
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