El último tren hacia el play off se aleja definitivamente de Santa Eulària con destino a Inca. Dos goles a balón parado del equipo que dirige Nico López enterraron ayer todas las opciones de la Peña Deportiva tras una segunda vuelta notable que acabó ayer de manera drástica y dolorosa. Murió a escasos metros de la orilla, en una tarde gris y decepcionante.
Un punto de 21 posibles con los cuatro primeros clasificados es una cifra nefasta, abrumadora. No existen excusas posibles para tratar de justificar unos datos demoledores que apartan al bloque de la Villa del Río, casi definitivamente, de la fase de ascenso a Segunda División B.
La falta de definición en los metros finales y los despistes defensivos permitieron que un equipo sin ambición ni mordiente ofensiva, como fue ayer el conjunto de Inca, truncara el sueño de la Peña Deportiva.
Luis Rueda confió en los mismos once jugadores que venían de golear las últimas semanas. La lluviosa tarde dio al césped ese punto de velocidad que quiere el técnico asturiano y sus futbolistas iniciaron el encuentro con toque y desborde. Tal fue el ímpetu con que salió la Peña, que a punto estuvo de adelantarse en el primer minuto de juego tras un jugadón de Maxi Re que finalizó Edu con un centro-chut que salió lamiendo el poste.
Las acometidas continuaron durante los seis minutos siguientes, pero en un córner innecesario concedido por el equipo local llegó el primer varapalo de la tarde. Rubio botó el balón desde la derecha al primer palo y uno de los centrales mallorquines peinó el cuero para que Lucas Pou, solo en el otro costado, anotara el 0-1 a placer (min. 7).
Restaba un mundo para el final y la Peña no varió su guión. A base de combinaciones rápidas y punzadas por los costados arrinconó a su rival. Piquero tuvo el empate a los 15 minutos tras una falta lateral que se comió Vives, pero que el cántabro no supo materializar a un metro de la línea de gol.
Hasta el descanso, continuó el asedio de la Peña, mientras su oponente se dedicaba a achicar balones y bregar en defensa. Uno de los pocos errores de la zaga de Inca pudo significar el 1-1, pero Salinas se apresuró a rematar cuando teníatiempo para pensar y definir ante el guardameta del Constància.
La Peña buscó con ahínco la igualada, pero acabó marchándose de vacío al descanso y enrabietado después de que el colegiado perdonara la segunda amarilla a Rubio tras un codazo sobre Maxi.
Una dolorosa puntilla
Los minutos pasaban fugaces sin que el equipo de Rueda se acercara al área rival. La consigna de Nico López era clara: echarse al césped en cada contacto. Perder el mayor tiempo posible. Romper el ritmo de la Peña.
En medio de esa lucha contra el cronómetro llegó la sentencia. También a balón parado. Llistó fue en esta ocasión el ejecutor de una falta lateral, pero ahora el balón iba mordido, a media altura. Ningún defensa acertó a despejar y el balón llegó muerto a los pies de Rubio, que solo tuvo que colocarlo lejos del alcance de Moro (min. 57).
Los detalles habían enterrado a una Peña Deportiva que ya no sería capaz de sorprender a Vives. Pobre pegada o escasa fortuna en el remate final. Falta de concentración en las jugadas de estrategia, o demasiado botín para un equipo que no mereció ni asustar a su rival. Cualquier lectura acaba en una misma conclusión. Los números dicen que la Peña no ha pisado en toda la temporada territorio de play off. Decepción con mayúsculas.
Fútbol - Tercera División
El último tren viaja a Inca
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