Trifulca generada en la primera parte del partido entre la Peña y el Santanyí.
La Peña Deportiva dejó escapar ayer algo más que dos puntos del Municipal de Santa Eulària. Al equipo de Luis Rueda se le desvanece el sueño de conquistar el título liguero después de empatar sin goles por tercer partido consecutivo -quinto en las siete últimas semanas- ante un Santanyí con orden y oficio, pero con demasiada agresividad. La sequía goleadora del ataque peñista ha lastrado las opciones de un bloque que podría entrar en la historia del club y de la categoría como uno de los más fiables defensivamente, pero que ahora está a cuatro puntos del Atlètic Balears a falta de 12 por disputarse.
La vanguardia de Luis Rueda está negada de cara a gol, se atenaza en los metros finales o, simplemente, carece de esa calidad que diferencia a los grandes delanteros. Ayer la Peña tardó un mundo en llegar a la meta defendida por Alcover, pero cuando lo hizo pecó de mordiente y, por qué no decirlo, de fortuna. Y es que la zaga mallorquina evitó bajo palos hasta dos goles cantados, el más claro en el minuto 71 a disparo de Raúl Salas tras un córner peligrosísimo botado por Nacho del Moral.
El choque, no obstante, fue de lo más incómodo para el bloque ibicenco. Su rival supo tutearle en la medular, presionar con firmeza las bandas y la delantera, bordeando en ocasiones la legalidad, y rentabilizó con un valioso punto la falta de puntería del segundo clasificado.
En la primera mitad, la igualdad fue manifiesta y apenas se contabilizaron jugadas de claro peligro. Una de las más importantes pasó inadvertida a los 9 minutos, cuando la mano de un defensa interceptó dentro del área un disparo de Osky. Sería la primera decisión errónea del colegiado Arenas Cuesta. El extremo asturiano, que fue ayer el futbolista más entonado del plantel local, recordaría tras el encuentro la claridad de aquella pena máxima.
De sus botas nacieron las mejores acciones de la Peña, si bien los centros al área nunca encontraron rematador. El encuentro se fue calentando de manera proporcional a la tibieza del trencilla con las entradas del Santanyí. En el minuto 33, un codazo de Llull sobre Berto, sin consecuencias para el mallorquín, supondría el otro gran mazazo para la Peña. El central asturiano tuvo que ser sustituido a consecuencia de una hemorragia por la que tuvo que ser trasladado a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario. El jugador presenta una fractura en el tabique nasal y hoy pasará por el quirófano, por lo que será baja al menos durante una semana en el mejor de los casos.
El partido había entrado en una fase agitada, cargada de asperezas y tanganas, pero escasas opciones para que alguno de los contendientes abriese el marcador.
Falta chispa
En la seguna parte reaccionó el cuadro local. La falta de chispa, eso sí, convertía las acciones de ataque en espesos guiones adaptados. No había ingenio, desborde ni finalización. Sólo Osky parecía tener la fuerza y la calidad necesarias para perforar la meta rival, pero su puesto no es el de goleador. Ni siquiera pudo sacar provecho la Peña de la estrategia, su gran aliada en momentos de flaqueza. Raúl Gómez, sobre la bocina, a punto estuvo de obrar el milagro, pero no era tarde de celebraciones.
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