Una de los principales virtudes de Carlos Moro es la paciencia. Gracias a ella este asturiano de 27 años continúa en la Peña Deportiva. Por eso y por el ambicioso proyecto y la seriedad del club de Santa Eulària. Moro llegó hace tres temporadas de la mano de Dani Mori, con el que consiguió el ascenso a Segunda División B siendo un fijo en la meta peñista.
Con la llegada de Luis Elcacho, el guardameta de Cangas perdió protagonismo hasta la incorporación de Pociello en el mercado de invierno, que eclipsó por completo la progresión del actual Zamora de Tercera.
Las cosas cambiaron la pasada pretemporada. El asturiano, con ofertas de otros clubes, tuvo un pie fuera de la isla, pero su paciencia y confianza en sí mismo le reportaron la mejor de las recompensas: la titularidad.
«El año pasado desgraciadamente no contaba para los entrenadores, pero yo entrenaba igual. Este año tengo la confianza del técnico desde que Eneko se lesionó y lo importante es que ahora estoy jugando. Quiero aprovechar la confianza de Luis Rueda», reconoce Carlos Moro.
El técnico de la Peña lo tuvo claro desde el principio y pese a la recuperación del ex del Oviedo, la portería de la Peña Deportiva ya tenía dueño. Y Moro ha respondido de manera ejemplar con sólo cuatro goles en contra en ocho jornadas disputadas.
«La verdad es que no me he fijado en eso. En los tres primeros partidos encajamos casi todos los goles, pero hemos ido trabajando y mejorando el aspecto defensivo y llevamos un gol en los cinco últimos encuentros. Mis números son buenos, pero los importantes son los del equipo», explica el guardameta.
El plantel de la Villa del Río ha encontrado por fin su mejor versión después de un inicio plagado de dudas. «Los primeros partidos estábamos más inseguros atrás y eso nos costó goles. Ahora no nos hacen ocasiones claras de gol. Se nota la tranquilidad cada domingo porque llegan una o dos veces, aunque tienes que estar al cien por cien», indica. Curiosamente el portero asturiano no se fija como objetivo ser el menos batido de la competición. Los resultados del equipo serán los que dictaminen su posición en la tabla de mejores guardametas de la Tercera balear. «Me trae sin cuidado ser Zamora. Quiero jugar lo máximo posible y el objetivo es entrar en play off y regresar a Segunda B», puntualiza Moro.
Pero no todo han sido alegrías. Moro estuvo a punto de abandonar un lugar en el que ya ha echado raíces: «Nunca cierras puertas a nada, estaba aquí encantado, pero hablé con otros equipos. Al final me decanté por este club y su proyecto, que ya lo conocía y donde estoy muy bien».
La cuestión arbitral y las excesivas expulsiones recibidas están empañando un último tramo de competición muy positivo para los de Rueda. Cuatro rojas en los dos últimos desplazamientos es un bagaje que empieza a preocupar en el vestuario. Sobre la justicia de esas amonestaciones, Moro entiende que «hay un poco de todo; tarjetas muy rigurosas y otras que sí las merecemos. Pero fuera de casa les cuesta muy poco -a los árbitros- sacarlas. Si nos quitaran algunas muy rigurosas tampoco pasaría nada y no seríamos un equipo tan amonestado».
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