Rubén J. Palomo

La Peña Deportiva rescató ayer tres nuevos puntos en el Municipal de Santa Eulària en un encuentro que pudo acabar con cualquier resultado que no reflejase más de un gol en cada casillero. Si alguna de las 250 personas que vio el partido no supiera el marcador tendría que hacer un esfuerzo intelectual para comprender la victoria del conjunto que dirige Luis Rueda. Tres puntos rácanos y que sólo mereció la Peña en algunos compases de la primera parte. El futbolista ibicenco Vicent volvió a ser el más destacado de un plantel al que le falta compenetración y química, además de un centro del campo con ingenio y llegada.

El partido debía servir a la Peña para remendar errores y dejar constancia de su potencial, aunque sea en el inicio del campeonato. No sólo ofrecer goles y victorias, algo que debe presuponerse dado el ambicioso proyecto del club, sino buen juego y actitud ganadora.

Al término del partido todos coincidían en el mal juego exhibido por el bloque de Santa Eulària, aunque sus protagonistas se encerrasen en argumentos resultadistas. Ayer el equipo venció, pero no convenció a nadie. Es cierto que es la tercera jornada de liga y que la conexión entre los jugadores se estrechará con el paso de las semanas, pero también es cierto que la diferencia de presupuesto y categoría con equipos como el Campos debe reflejarse sobre el césped sí o sí.

La Peña comenzó el encuentro asumiendo la iniciativa y el dominio del cuero, como cabía esperar. Pero nunca fue ese equipo que brilló en la primera media hora del primer partido de liga ante el Esporles. El Campos aguardaba bien ordenado en su campo obstaculizando a los pivotes peñistas la salida raseada del balón.

Nico Branconi fue el damnificado de la derrota en Inca, pero Iván Torres, su sustituto, no aprovechó la ocasión. Con el centro del campo maniatado y los delanteros ejerciendo idéntica función como receptores de balones aéreos, el criterio se perdió. Berto y Villodre eran los encargados de lanzar el juego, pero el equipo no sabía el modo de 'entrar hasta la cocina' del Campos.

En esos primeros compases el cuadro peñista incidió por la banda izquierda, donde Fofi y Del Moral realizaron un importante trabajo con escasos frutos. A los 17 minutos, el veterano Jaume Vidal lanzó una falta lateral que, desviada por un defensa, impactó en el poste derecho de Moro. En la jugada siguiente, Carles Vicens efectuó un disparo lejano ajustado al poste, despejado por el meta asturiano a córner.

El aviso del Campos tuvo respuesta once minutos después en una jugada sin aparente peligro. Villodre avanzó por la medular sin oposición y puso un balón en largo al corazón del área. Vicent lo controló de forma magistral en el aire y probó fortuna. El rechace del guardameta le volvió a caer en las botas y esta vez sí, tras deshacerse del último hombre, puso el 1-0 en el marcador.

Era un gol salvador teniendo en cuenta el devenir del partido. Era el minuto 28 y de ahí al pitido final la Peña no disparó más a puerta. El juego del equipo local iba por rachas y el Campos poco a poco le iba comiendo terreno y ambición.

En el minuto 37 el equipo ibicenco pudo abrir brecha en un cabezazo de Youssouf tras un saque de esquina, pero el balón se fue alto. Antes del descanso todavía hubo tiempo para la tercera ocasión clara del plantel mallorquín. Tras un eslalon de Dani el balón llegó a las botas del siempre peligroso Vidal dentro del área, pero se llenó de balón y lo envió al limbo.

Marcha atrás

Tras el descanso el partido entró en una fase de aburrimiento total. En el 46', Carles Vicens tuvo otra ocasión desde la frontal del área tras un error de la zaga. El equipo de la Villa del Río quería imponer su dominio pero con escasa fluidez, con una velocidad de circulación tan lenta que no daba margen a la sorpresa ni al peligro. Hasta el minuto 70 no hubo más llegadas con claridad y fue cuando Rueda introdujo en el campo a Nico Branconi y, sobre todo, al asturiano Oski. El diestro dio un punto de profundidad y frescura a un equipo encasillado en entrar por la izquierda con Del Moral, que firmó un buen partido. En ese minuto Manolo Aparicio apareció como extremo y puso un balón en el área. Oski lo controló de espaldas y disparó a la media vuelta, pero el cuero se marchó a la derecha de Toni Mas.

Hasta el final el único sobresalto fue la lesión de Villodre por la que tuvo que ser sustituido, aunque parece que todo quedará en una elongación del abductor de la pierna derecha. Antes del pitido final, otra buena acción de Oski junto a Vicent acabó desarticulada en boca de gol por la defensa mallorquina.