Rubén J. Palomo

El piloto ibicenco José Antonio Serra no ha podido reponerse aún de uno los sustos más grandes de su vida. Serra protagonizó el pasado domingo un aparatoso accidente en la XIII Pujada al Castell de Son Mas de Andratx (Palma) en el que se vieron afectados nueve espectadores. El piloto ha pasado momentos angustiosos, aunque ayer pudo respirar algo de tranquilidad cuando la Federación Balear de Automovilismo le informó de que las dos chicas que continuaban hospitalizadas no revisten mayor gravedad.

«La verdad es que fue un gran susto. Te llevas un gran disgusto y una desilusión muy grande. Cuando haces daño a alguien, te quedas muy mal. Es el primer accidente que tengo desde el 2003 con este coche. Tener el primero y que haya personas afectadas es lo peor que te puede ocurrir. Dentro de lo que cabe estoy mejor porque las chicas han mejorado, ahora estoy más animado y contento. Lo importante es que se vaya recuperando la gente», explica José Antonio Serra.

El piloto pitiuso recuerda con pavor el momento del accidente, inevitable por las circunstancias y el lugar donde ocurrió: «Era la subida de carrera y lógicamente iba más rápido. Había suciedad, hierba de pinos y pisé fuera del asfalto y el coche se fue al otro lado. No había ningún margen de rectificar. Cuando ves un montón de gente que le vas a pegar y que le pegas... cuando vi la gente salir disparada fue un gran susto. Ojalá me hubiera empotrado con la pared de enfrente antes de darle a la gente», asegura un afectado José Antonio Serra.

El guardarraíl no pudo evitar el impacto y los aficionados, que habían sido avisados del peligro de ese punto del trazado, no tuvieron opción de esquivar la colisión del BMW 320 ST que conducía Serra. «La gente no tenía donde meterse y tuvo que caer por el barranco. Si te equivocas allí no hay quien se pueda salvar», lamenta Serra, que advierte de los peligros de este tipo de pruebas: «Un kilómetro más abajo había una recta larga en la que no ves nada. Al final hay una frenada y curva y una montaña de piedras hasta la pared. Allí había 20 ó 30 personas, si te pasa algo, las matas. Espero que la gente tome conciencia de que es peligroso y que no deben estar ahí».

Sobre la organización, el piloto asegura que tuvo una actuación correcta y comprende el grado de dificultad que entraña situar a cientos de aficionados. «La organización estaba bastante bien, en las subidas nunca te encuentras con cinco ambulancias y aquí las había, pero controlar dónde se pone la gente es difícil. Ellos quieren ver la carrera y corren siempre riesgos. Nadie piensa que le vaya a pasar algo a alguien y luego pasa. Ayer lo pasé francamente muy mal», apunta.

José Antonio añade que estuvo interesándose por el estado de salud de los afectados en todo momento y que tras unas horas dramáticas le comunicaron que habían operado a una chica que estaba bastante mejor y que la otra seguía en observación pero fuera de peligro.

A pesar de que el brutal accidente quedó sólo en un fuerte susto, Serra se plantea muy seriamente dejar de competir en rallies de montaña: «Veremos a ver qué hago. Lo que ha sucedido me hace replantearme seguir corriendo en montaña. Te puede pasar a ti, pero lo último que quieres es hacer daño a la gente».