El ibicenco Bernabé Rodríguez ya está de nuevo en casa. Tras completar los 6 días de Antibes en segunda posición, el atleta confiesa que permanecerá inactivo un par de años para recuperarse de una tendinitis.

-¿Cómo se encuentra físicamente?

- Muy castigado, como todos. Todos tenemos tendinitis, inflamaciones, rodillas machacadas, contracturas en la espalda... Son muchos días en los que prácticamente no se descansa. Tengo una tendinitis muy seria en el tendón de Aquiles y posiblemente tendré que tirarme un año y medio o dos inactivo.

-¿La prueba es tan dura como esperaba o más?

-La prueba es tan dura como te la tomes. Puede asustar, pero viene todo tipo de gente como jubilados, con sus propias caravanas y familias. Cada uno afronta la prueba como quiere. Unos están nueve horas durmiendo, no se castigan, echan su siesta y van a la playa. Luego están los que realmente damos todo lo que podemos.

-¿Se le pasó por la cabeza la posibilidad de abandonar?

-Pensé en abandonar a las 24 horas. Bernardo José-Mora, Alain Grassi y yo hicimos 143 kilómetros e íbamos a ritmo de récord del mundo. Se me bloquearon las piernas y pasé por la enfermería, donde había una cola impresionante. Sólo había un masajista y funcionaba desde las 17,00 horas hasta las 23,00. Me tiré seis horas sin dar un paso. Un osteópata me revisó el pie y me dijo que debía abandonar, porque mis tobillos estaban hechos un desastre. Finalmente, volví a salir. Luego, en el tercer día, la tensión la tenía baja, a 6,9, y el médico me quiso dar descanso toda la noche. Le dije que no podía ser porque me estaba jugando el podio. Acordamos que me volviera a observar tras dormir un poco, me puse bien y no me descalificó.

-¿Qué le empujó a seguir?

-Seguramente fue la determinación y el hecho de que haces una inversión de dinero que viene de tu propio bolsillo. No tengo subvención de nadie. Sé lo que cuesta pagarse todos estos eventos, más siendo 'mileurista', y la broma me ha salido por 800 o 900 euros. Cuando los pagas de tu bolsillo quieres cumplir con unos objetivos. Me armé de paciencia y dije 'aquí he venido a dar el callo y quiero terminar'. Además, mi mujer me dio también muchos ánimos.

-Superó a un marchador profesional como Alain Grassi.

-Grassi es un atleta destacado en Francia. La proeza en sí que conseguí fue la de derrotar a un adversario de una categoría muy superior a la mía. Yo tengo 166 kilómetros en 24 horas en marcha nórdica, pero Grassi tenía 23 más en marcha. Tiene una calidad incuestionable. Como él tenía una velocidad superior, porque yo soy un caminante y él un marchador, pensé que la opción de derrotarle pasaba por dormir menos, así que me dediqué a vencer el sueño.

-¿Es cierto que Grassi hizo trampas?

-Yo vi varios momentos en los que me pareció que él estaba trotando. No se portó muy bien. Por ejemplo, cuando él sufrió una pequeña lesión y se tomó un descanso, le dije «yo estoy también cojo y estoy dando la cara. Te lo voy a poner muy difícil». Él me contestó que es un marchador y no iba a tener problemas conmigo.

-¿La organización estuvo a la altura de una prueba en la que el ser humano se expone al límite?

-En algunos aspectos estuvo bien: trato correcto, campamento bien situado y alejado del ruido... Pero hay detalles que deben cuidar. No puede ser que en una prueba con tantos atletas no haya ni siquiera cuatro o cinco masajistas. También deben mejorar mucho el servicio de comida, que era más propia de un cumpleaños: salchichón, patatas fritas, cacahuetes... No había bebidas isotónicas, que te las ponen en cualquier prueba popular de España. Eso es gravísimo. Otra cosa imperdonable es que no sirvieran pasta o arroz. Los atletas se quejaban pero no abrían la boca. Hice de portavoz y pedí que nos trajeran pasta.

-¿Repetirá la experiencia?

-La experiencia ha sido muy positiva, pero a mí me gusta hacer cosas diferentes. No me importaría repetir. No le tengo miedo a esta prueba, pero sí respeto. Lo que pasa es que prefiero nuevos desafíos y a corto o medio plazo no va a poder ser. Tengo que recuperarme y además le prometí a mi mujer que me tomaría un año o dos sabáticos.

-¿Por qué una persona que puede estar seis días de vacaciones en las playas de Eivissa se marcha a una prueba así?

-Esa pregunta nos la hacíamos allí en plena competición y la respuesta no es fácil. Cualquier persona no sabe qué contestar. Muchos dicen «nunca más haré una cosa de éstas» y luego están embarcados en otras.