Tomás Sánchez Venzalá

Hay un conocido dicho popular que afirma que lo que mal empieza, mal acaba. A la SE Eivissa le viene al pelo. Todo, absolutamente todo, ha sido un caos esta temporada para el club rojillo, que desde primera hora fracasó en su objetivo por dar un salto de calidad para jugar el play off de ascenso. Su segunda temporada consecutiva en Segunda División B ha sido un tortuoso sendero de espinas que le ha hecho sangrar y sangrar en su caminar hasta consumar su fallecimiento, un cúmulo de despropósitos que la han conducido irremediablemente a Tercera División a falta de tres jornadas para el final de una Liga que empezó mal y acabó peor.

Emborrachada de éxito tras saldar su estreno en la categoría de bronce con un séptimo puesto, la directiva tomó una serie de decisiones que, a la larga, han resultado contraproducentes. Decidió no ampliar el contrato del entrenador Luis Elcacho y apostar por un JASP (joven aunque sobradamente preparado): Joan Francesc Ferrer Rubi, quien trajo consigo al preparador físico Xavi Gil. No se imaginaba el ex técnico del Espanyol B el escaso margen de error que le iban a dar sus jefes, los mismos que tampoco pensaron que la contratación del delantero Joan Tomás se iba a transformar en una de las peores operaciones de su historia. Toni Lima, el secretario técnico del club que acabó borrándose, admitió una cláusula de rescisión en caso de que un club de categoría superior se quisiera hacer con sus servicios. Una semana más tarde, el ariete lucía ya la elástica del Villarreal B. Fue como si se oliera lo que iba a ocurrir y el preámbulo de la desastre rojilla, escrita a base de malos resultados, deudas económicas, denuncias, fugas de jugadores...

La plantilla

Finalmente, la SE Eivissa se presentó por todo lo alto el pasado 23 de agosto con varias caras nuevas -Àngel Sánchez, del que el club dijo que era «el mejor jugador de Segunda B», De Pablos, Raúl Rodríguez, Carlos López y Biel Guasp; Pisano llegó después- para medirse en partido amistoso al equipo primavera del Inter de Milán, al que derrotó por 4-0 tras una pretemporada repleta de sinsabores, con derrota ante la Peña Deportiva incluida. En la presentación destacaba sobre todo la figura de Javi Moreno, presentado apenas unas horas antes como nuevo jugador rojillo. El de Silla, internacional con la selección española y ex jugador del Milan, Atlético de Madrid, Alavés, Zaragoza, Bolton, Barcelona B y Córdoba, era el fichaje galáctico del club, la pieza que, en teoría, se encargaría de hacer olvidar la infructuosa operación de Joan Tomás. Pero el tiro salió por la culata. El delantero sólo marcó dos goles y participó en 14 encuentros, anunciando su retirada el pasado 3 de diciembre para luego regresar en enero y pasarse la temporada en blanco.

Adiós de Rubi y Javi Moreno

El adiós de Javi Moreno se produjo poco después de la destitución de Rubi, que ha costado más de 60.000 euros por decisión judicial. El 2 de noviembre fue fulminado el técnico, que cerró su etapa ibicenca con los siguientes números en Liga: 11 jornadas, seis derrotas, tres empates, dos victorias, nueve puntos de 33 posibles, 15 goles a favor y 23 tantos en contra, dejando al Eivissa en decimonovena posición y como el segundo conjunto más goleado de las categorías profesionales del fútbol español (Primera, Segunda y Segunda B).

Bajo el mandato de Quique Yagüe, quien protagonizó una esperpéntica discusión pública con el apartado Kirian -el club la tomó con él por un problema interno y acabó rescindiéndole el contrato-, la SE Eivissa mejoró en resultados, cosechando dos victorias, seis empates, una derrota y 12 puntos de 27 posibles. Uno de los principales cambios que aplicó fue en la delantera, apostando por Pisano y dejando en segundo plano a Javi Moreno, que decidió así poner temporalmente fin a su carrera. «Si no juego no estoy a gusto y no quiero ser una carga para el club en ningún sentido», adujo. La carga, sobre todo, era económica para un club que no estaba -ni está- para tirar cohetes. Mantenía deudas de hasta tres mensualidades con sus trabajadores, a los que ni había dado de alta en la Seguridad Social, de ahí que le llovieran las denuncias judiciales.

La conversión en SAD

El retraso de la conversión en sociedad anónima deportiva (SAD), lo cual se aprobó en una asamblea en la que la directiva mostró un proyecto de ascenso a Primera División en cinco años a sus socios para que éstos dieran el sí a la transformación, hizo que caducara un contrato con un inversor egipcio, algo que el gerente Andoni Valencia negó en un principio para acabar reconociéndolo semanas después. El club decidió así abrir las puertas de salida a quien quisiera en el mercado invernal. Jonan García, Germán, Julien, Carlos López y Biel Guasp hicieron las maletas, al igual que el primer entrenador, Yagüe, y el secretario técnico, Toni Lima.

Alfredo, la última esperanza

El club firmó a Alfredo Santaelena y fichó a jugadores de inferior nivel como Jerry, Torres, Iván, Súker, Olalla y Diop. Con el nuevo míster, la entidad rojilla no ha levantado el vuelo. Sus números han sido los peores: 15 jornadas, una victoria, cuatro empates, diez derrotas y siete puntos de 45.

Así las cosas, la SE Eivissa, cuyo futuro parece depender de la inversión de alguna empresa que sanee sus deudas -Mezzaroma es la vía actual de negociación- cierra un año verdaderamente infernal. Y lo peor no es eso, sino que le espera, al menos, otro más en el infierno, en concreto en Tercera División. Su regreso al cielo dependerá única y exclusivamente de una buena planificación y un ascenso como el del año 2007. ¿Sucederá? El tiempo lo dirá.