La selección española se sobrepuso a Turquía y al ambiente infernal del Ali Sami Yen, donde prácticamente selló el pasaporte al Mundial de Sudáfrica 2010 con una acción de pillo de Dani Güiza y Riera sobre la hora.
Un buen planteamiento y un juego notable de los Fatih Terim no sirvió para frenar a la campeona de Europa en el Bernabéu y ayer había que apelar a algo más en busca de la proeza. Tocó el orgullo de un grupo de jugadores que salió a morder, pasado de revoluciones. España estaba mentalizada para lo que le esperaba. Conocía la encerrona y salió espectante. Defendió los primeros minutos y se adueñó del balón, cuando Albert Riera avisó con una zurdazo colocado que sacó con una espectacular intervención Volkan Demirel (min.13).
Era Riera una de las novedades de Del Bosque en un regreso al pasado, en la recuperación del sistema del éxito, el que encontró Aragonés en una noche decisiva en Dinamarca. Cinco centrocampistas y un sólo punta. Un sistema que sin Iniesta y Cesc no es lo mismo.
El ímpetu de la grada se frenó cuando España sacó su estilo. El toque calmó a las fieras y hasta las durmió por minutos. Se silenció el infierno. No hubo remate porque Fernando Torres fue una isla en muchos momentos. Tuvo dos ocasiones y en las dos remató blando .
España impuso un criterio y recibió un castigo excesivo. El primer tiro a puerta de Turquía fue gol. Un centro desde el costado acabó en pies de Tuncay Sanli tocó lo justo para que Senturk marcase.
Tocaba remontar, como en Bruselas ante Bélgica. Allí la magia de Iniesta levantó el partido. España necesitaba la aparición de un líder, porque el gol desató instantes de incertidumbre.
La misma escena se alargó en la segunda mitad, cuando Nihat chutó a las nubes delante de Casillas. Fue el último despiste. Reapareció la seguridad de una zaga sin Puyol, en la que Del Bosque rescató a Marchena y dio continuidad a Piqué. Rapidez en el corte, anticipación, brillante en el juego aéreo y buena salida de balón son características que ha mostrado el catalán. A falta de un líder creativo, recordó la figura de Fernando Hierro.
Iba camino Del Bosque de tardar en reaccionar, pero España empató. Un remate de cabeza de Torres se estrelló en la mano de Uzulmez y Xabi Alonso de penalti y en Estambul no perdonó.
El empate fue un golpe que no encajó bien una Turquía obligada a ganar para mantener esperanzas de estar en el Mundial de Sudáfrica. A España le sobra confianza.
Sólo quedaba el recurso del contraataque a Turquía, que se estrelló con un muro llamado Piqué y subieron los decibelios cuando salió Güiza. Pocas veces un futbolista aprovechó tanto cinco minutos. En su primer desmarque casi remata y poco después luchó un balón en el costado derecho, se marchó de dos jugadores y regaló el gol a Riera alargó la racha de España hasta el récord de los 31 partidos sin perder que estaba en poder de Clemente.
Roberto Morales
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