Roberto Morales ESTAMBUL

El Ali Semi Yen, estadio con capacidad para 25.000 espectadores, será un auténtico infierno para agotar las posibilidades de Turquía de clasificarse para el Mundial 2010 y se convertirá en el examen más duro de una España que deja récords en su inmaculado camino hacia Sudáfrica.

Turquía lleva días calentando un partido decisivo para sus intereses. Desde la derrota del sábado en el Santiago Bernabéu (1-0), cuando sintieron tener en sus manos a la campeona de Europa, tras conseguir frenar sus puntos fuertes, pero una acción a balón parado tiró por tierra todo su trabajo.

El patriotismo de los jugadores. La máxima entrega y lucha que caracteriza a Turquía, se multiplicará en un escenario como el Ali Semi Yen. Un estadio que no ha sido elegido al azar, en el que está asegurado el lleno y un ambiente infernal. Más presión que en otro estadio, el Olímpico Atatürk, donde entran más del doble (unos 70.000 espectadores), pero la pista de atletismo que separa al terreno de juego impresionaría menos a los españoles.

Sin molestias

Para Turquía ya no existe la desmoralización ni las molestias físicas. Su único pensamiento es ganar a España a toda costa porque cualquier resultado que no le den los tres puntos complicará su clasificación al Mundial.

«No hay equipos invencibles» asegura el delantero Nihat. «Fuimos capaces de poner contra las cuerdas a un equipo como España en su propio campo. En nuestra casa, con el ambiente que habrá, nos olvidaremos de todas las preocupaciones», añade.

Tienen cosas que cambiar. Su técnico, Fatih Terim, ha pedido un juego «más paciente» y ha anunciado «un equipo diferente». Introducirá cambios en la ofensiva alineación del partido del Bernabéu, en la que apostó por cuatro delanteros en el once inicial, aunque dos de ellos actuasen de centrocampistas ofensivos.

Aunque en frente estará un técnico como Vicente Del Bosque que conoce a la perfección todo lo que espera a España por su experiencia en el Besiktas. Ha avisado a sus jugadores. La concentración será clave para sobreponerse a un ambiente especial.

Maneja ciertos códigos del fútbol Del Bosque que le hacen pensar en cambios en su equipo titular. No sólo porque la imagen ofrecida en el Bernabéu se alejó de la brillantez habitual, sino pensando en un futuro cercano y el enfado de los clubes por jugadores que llegaron tocados.

Villa es la principal preocupación. Recién recuperado de su lesión de rodilla fue titular en el Bernabéu, donde se cortó su racha de seis encuentros consecutivos marcando. Jugar de inicio cuatro días después, piensa el seleccionador, sería demasiada exigencia para un jugador que llevaba parado tres semanas.

Por eso, Del Bosque piensa en cambio de jugadores y principalmente de sistema. Porque si Villa sale del equipo la novedad será la entrada de un centrocampista más. El mayor defecto del encuentro del pasado sábado fue el continuo toque en corto en el centro, caer en la trampa de la presión turca a los jugadores creativos. Jugar con extremos es la solución y Silva más el mallorquín Riera se perfilan como novedades.

España llega con las bajas importantes de Puyol, Andrés Iniesta y Cesc Fábregas, pero Del Bosque ha conseguido que nuevas piezas como Piqué o Juan Mata mantengan el nivel.