Shanon Johnson con el balón defendida por Palau ante la mirada de Sancho Lyttle en el encuentro de ayer. Foto: J. M. GARCÍA (EFE)

Naia Fernández

A nadie le gusta perder, pero jugar una final ofreciendo una grandísima imagen, teniendo a todo un pabellón rendido a tu favor y caer ante uno de los equipos más grandes de Europa hacen que la derrota de ayer del EBE Ibiza PDV en la final de la Copa de la Reina tenga un sabor un tanto dulce.

Se trataba de la lucha por un título y ninguno de los dos técnicos se guardó nada. La final empezó con los quintetos de lujo. Johnson, Morales, López, Lyttle y Pirsic eran las elegidas por Jordi Fernández para liderar la gesta. Pero las ibicencas de salida ya ganaban en algo, tenían el apoyo total de los cuatro mil quinientos aficionados que se dieron cita en el Multiusos.

Las primeras posesiones estuvieron bien jugadas por las baleares pero no hubo fortuna y tuvo que ser la conexión Lyttle-Morales las que inauguraran el casillero ibicenco (2-2) a los 2 minutos de juego. Sin grandes alardes pero con las ideas muy claras en ataque el EBE Ibiza sembraba para más tarde recoger. En apenas 4 minutos Elisa Aguilar y Erika de Souza, dos pilares del conjunto taronja, se colocaban con dos personales, pero Cantó las mantenía en pista, eso sí, reservándose en defensa.

El partido estaba donde el EBE quería, salvo que a los 5 minutos Pirsic recibió un golpe en su cuádriceps derecho que la dejó retorciéndose de dolor y la llevó al banquillo. Elsa Donaire salió en su lugar. Se trataba de una final, estaba claro. Nadie regalaba nada y López no quiso dejar que anotara fácil De Souza y se llevó una antideportiva. Del 4-5 (min.6) se pasó al 8-5. Además, a esa altura del encuentro le caía la segunda personal a Johnson.

De todas formas el balón pesaba más que en la rueda de calentamientos y que en partidos anteriores. Alicia López fue la que vio el asunto más claro y encadenaba dos bandejas consecutivas y daba la asistencia a Lyttle que situaba el luminoso en el 12-11 con el que se cerraba al primer cuarto.

El técnico del Ros Casares puso en cancha a la segunda tanda de estrellas, las Wiggins, Palau, Vecerova, Tornikidou y Montañana. Esos lujos no se los podía permitir Jordi Fernández que en estos primeros compases del segundo asalto pudo poner de nuevo en cancha a Pirsic, dar descanso a Lyttle, y volver a meter en pista a Johnson. El resultado fue magnífico (14-18, min. 14) porque Morales estaba enchufadísima y equilibraba la ausencia de la pívot caribeña. Lejos de poderle la tensión, Morales disfrutaba y aportaba más cosas que puntos, como asistencias, dividiendo la defensa valenciana para doblar balones para tiros francos de sus compañeras. A Wiggins se la merendó, por lo que Isma Cantó tuvo que rectificar y sentar a la estrella WNBA para emparejar a Valdemoro con Morales.

Entonces Lyttle, que en el primer cuarto sólo anotó 2 puntos, apareció realmente en el partido. La pívot del conjunto ibicenco tomó el relevo anotador, controló el rebote en el aro pitiuso y amargó la existencia a la brasileña Erika de Souza. Los 6 puntos y 8 rebotes con los que llegó al descanso no reflejaban el verdadero daño que le infligía a su rival. Una canasta suya dejó el marcador en 21-25 al descanso.

Quedaban 20 minutos para alcanzar la gloria. Pirsic realizó una labor oscura pero efectiva sellando a cada pívot con la que se encontraba. Esto sumado a 8 puntos consecutivos de Alicia López con dos triples consecutivos disparó la diferencia al 30-38 (minuto 24). Eso era un mundo en un partido de tan pocos puntos como este así que Aguilar y Valdemoro trataron de responder desde la línea de tres pero sólo acertó la alero. A partir de ahí, parcial de 7-0 de las levantinas que obligó a Jordi Fernández a solicitar un tiempo muerto.

Cantó puso en cancha su quinteto más bajo en cuanto a centímetros y el técnico de las ibicencas movió ficha jugando con 4 abiertas, con Donaire de cuatro y Lyttle como única referencia interior. De esta manera las pitiusas se mantuvieron por delante en el marcador, más aún cuando la ala-pívot metió un triple a tablero que colocaba a las suyas en +6 (37-43, minuto 27).

El 'sí, se puede' que cantaba la afición ibicenca en Santa Eulària hace 8 días lo asumía y lo coreaba constantemente el pabellón salmantino en cada acción de las baleares. Era tan posible como lo demostraba el marcador con el 41-46 a falta de 10 minutos para la conclusión. La gesta ibicenca era cada vez más creíble.

Ros sentencia

Pero el Ciudad Ros Casares es un grande. En un minuto las taronjas aprovechando dos errores ibicencos (una pérdida y un desajuste en defensa) se situaron a un punto (45-46). El EBE Ibiza sentía el aliento del Ros en el cogote y un pase largo en despiste defensivo sirvió para que Anna Montañana pusiera después de muchos minutos por delante a las suyas (51-50, minuto 33).

Las pitiusas defendían duro pero fueron castigadas por ello en dos acciones consecutivas Alicia López y Shannon Johnson que se colocaban con 4 personales y con más de 5 minutos por delante. El atasco del PDV era evidente, en ataque faltaban ideas y eso llevaba a lanzamientos apurados en finales de posesión. El parcial en estos 6 minutos de este asalto era de 13-4. Desde la línea de tiros libres Silvia Morales dio un respiro a las suyas pero la 'máquina taronja' comenzó a funcionar, Vesela, con 20 centímetros más, incordiaba a Johnson y por ahí llegaron parte de los problemas del EBE Ibiza PDV. Montañana con una acción de 2+1 disparó la diferencia al 61-53 que reflejaba el marcador a falta de 1'49" para el final.

Jordi Fernández pidió un tiempo muerto para tratar de conseguir la machada, casi se consuma (con 61-57 se entró al último minuto) pero Montañana se reivindicó en su ex-cancha y acabó con el sueño ibicenco (65-60).