Fe, ímpetu, carácter, casta, confianza... La SE Eivissa lo tuvo todo ayer menos los tres puntos. El equipo rojillo hubo de conformarse con uno ante el poderoso Villarreal B en un partido marcado desde el minuto siete por el polémico penalti y la injusta expulsión en la misma jugada del portero José Antonio. Con un hombre menos durante prácticamente todo el encuentro, el conjunto de Alfredo Santaelena fue capaz de evitar la derrota. Y eso, ante un grande de la categoría como el Villarreal B, serio aspirante al ascenso a Segunda División, es digno de alabar.
Todavía no se había sentado el escaso grupo de espectadores que se dio cita en Can Misses cuando el árbitro perjudicó seriamente al Eivissa. El colegiado Jaime Latre picó en el anzuelo tendido por Joan Tomás, quien se disfrazó de Michael Phelps -posiblemente fue el único que lo hizo en una mañana en la que fracasó la iniciativa de entrada gratuita a quienes asistieran disfrazados al campo- para lanzarse a la piscina en un mano a mano con el guardameta local. Indignante.
Penalti tempranero
El propio Joan Tomás, el jugador más efímero de toda la historia de la SE Eivissa -lo fichó en verano y tuvo que dejarlo escapar a la semana siguiente por una cláusula recogida en su contrato-, se encargó de transformar la pena máxima ante Manu, quien saltó al terreno de juego en sustitución de De Pablos.
Alfredo convirtió el sistema en un 4-4-1, desplazando a Sanz desde la media punta a la banda izquierda que ocupaba De Pablos, pero el problema ya no era táctico, sino mental. Todo el trabajo realizado durante la semana había sido tirado por la borda por culpa de un error arbitral y los fantasmas sobrevolaban de nuevo Can Misses. Para los jugadores, se hacía difícil asimilar la situación: un hombre menos, el Villarreal B enfrente y un marcador adverso. Demasiado lastre.
El cuadro local, cuyo único disparo en toda la primera parte lo protagonizó Joan Castillo en una falta desde la frontal del área que se marchó fuera poco antes del tanto visitante, perdió el rumbo y el Villarreal B, con todo a su favor, empezó a gustarse. El submarino amarillo encontró espacios por las bandas y por el centro. Cristóbal halló en la banda izquierda una autopista y tuvo en sus botas la oportunidad de poner más tierra de por medio en el minuto 29 -poco después de que Víctor reclamara un posible penalti en el 26'-, pero José García llegó a tiempo para mandar el balón a córner. Acto seguido, un regalo de Ibon Begoña lo desperdició Joan Tomás por querer hacer el gol demasiado bonito; el delantero, solo ante Manu, picó el balón por encima del portero... y del larguero. No ganaban para sustos los aficionados rojillos, que se temían lo peor. Al filo del descanso, otro regalo, esta vez de Raúl Rodríguez, lo desaprovechó Chando, que vio cómo Manu se anticipaba tras su control. El pitido del árbitro era lo mejor que podía pasar... y así fue.
Alfredo arengó a los suyos en el descanso. «¿Cuántos partidos se han remontado con uno menos? No es imposible», les dijo. Dicho y hecho. La SE Eivissa exteriorizó su furia y se apoderó del control en la segunda parte. Increíble, pero cierto. Un equipo hundido en la zona de descenso y en inferioridad numérica dominaba al segundo clasificado. Buena parte de culpa la tuvo el míster, que acertó con los cambios. La entrada del debutante Diop Mor por un renqueante Pisano dio otro aire al ataque local. Pero, sobre todo, el Eivissa mejoró cuando el míster decidió quitar un pivote defensivo como Jerry y colocar a Súker en su lugar. Las intenciones estaban claras: tocaba arriesgar.
Dos jugadas por banda -en la primera, Diop no remató por poco un centro de José García y, en la segunda, Raúl Rodríguez no acertó a marcar tras un pase de Sanz- fueron el preámbulo del empate, tan polémico como el 0-1. Una falta botada por Sanz al borde del área se estrelló en un defensor dentro del área y el árbitro interpretó mano. El propio Sanz estableció la igualada ante la incredulidad del Villarreal B.
Cambios estériles
Juan Carlos Garrido, técnico visitante, reaccionó realizando tres cambios en otros tantos minutos. Sin embargo, el marcador ya no iba a sufrir cambios y no por el hecho de que no hubiera ocasiones, que las hubo y en ambos marcos. Manu se lució por partida doble, una vez en el descuento, y Sanz, el héroe de las últimas jornadas, rozó el golazo de la tarde tras quebrar a Gullón con la zurda y lanzar con la diestra al palo contrario, al que voló Juan Carlos para evitar lo que habría sido una remontada tan espectacular como merecida.
La clasificación no pinta bien, pero la imagen, sí. La SE Eivissa jugó como nunca, pero, como siempre, no ganó. Menos mal que aún hay tiempo para cambiar de dinámica.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.