Liverpool 1

Atlético de Madrid 1

LIVERPOOL: Reina; Arbeloa, Carragher, Agger, Aurelio; Mascherano, Kuyt; Riera, Gerrard, Alonso; Robbie Keane.

Cambios: Babel por Riera, Lucas por Mascherano y Ngog por Robbie Keane.

ATLÉTICO DE MADRID: Leo Franco; Antonio López, Perea, Heitinga, Pernía, Maxi Rodríguez, Raúl García, Assuncao, Maniche, Simao; Forlán.

Cambios: Agüero por Forlán y Luis García por Simao.

Àrbitro: Martin Hansson (Suecia). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Maniche, Pernía y Agüero.

Goles:

0-1, minuto 37, Maxi Rodríguez.

1-1, minuto 90, Gerrard (p.).

Patricia RodríguezLIVERPOOL

Un gol de penalti muy dudoso y protestado por el Atlético de Madrid que anotó el capitán de los «red», Steven Gerrard en el tiempo de descuento, privó ayer en Anfield al equipo madrileño del que hubiese sido un merecido triunfo, tras un buen partido, bien planteado por los rojiblancos.

Este resultado deja muy cerca de los octavos de final de la competición a los dos equipos.

Con un telón de fondo de lujo y con un ambiente para cortar la respiración, el conjunto de Aguirre comenzó su cita en uno de los templos del fútbol con una apuesta con muchos riesgos al dejar a Sergio Agüero en el banquillo, una decisión cuestionable que le costó los pitidos de la hinchada rojiblanca. El marcador final probó, pese a todo, que al mexicano, la jugada le salió bien.

Por su parte, la gran incógnita de la noche, en el cuartel «red», quedaba despejada. Fernando Torres no estaba listo. El atacante español se quedaba finalmente fuera de la convocatoria de Rafael Benítez, privando a la afición de un regreso que hubiera sido emocional para el «Niño», en la grada como mero observador. Y ayer sus seguidores le echaron de menos.

A los quince minutos el Liverpool empezó a avisar. Lo hizo con un pase de Xabi Alonso al irlandés Robbie Keane en una pelota que pudo haber hecho daño a los colchoneros. Fue una fisura de la defensa visitante, que por lo demás se mostró sólida en la zaga.

Un encadenamiento de pases entre Mascherano, Kuyt y Gerrard, hizo saltar las alarmas en la zaga «rojiblanca». El «Atleti» se salvaba entonces y el portugués Simao Sabrosa subía hasta los feudos de Pepe Reina para apretar la red del meta español del Liverpool. No atinó.

Steven Gerrard, el flamante capitán del conjunto anfitrión, en plena forma liderando, templando, controlando desde el centro, Kuyt corriendo por todas partes sin perder de vista a Xabi Alonso, un jugador cada vez más imprescindible para su entrenador.

No había duda de que el equipo de Benítez presionaba mucho al Atlético y creaba ocasiones. Una la salvó el colombiano Luis Perea, al quitarle un balón peligroso a «Stevie G», pero el Liverpool se hacía cada vez más incómodo. Buscaban el gol.

Automáticamente después, en cuestión de dos minutos, Leo Franco sacó un balón peligrosísimo del irlandés Robbie Keane, que iba embalado. Hasta ahora, las dos mejores ocasiones de las que dispuso el club inglés.

Pero este derroche ofensivo no le sirvió al once local. Pese a la presión inglesa, fue el «Atleti» de Aguirre -ayer dirigido desde el banquillo por su segundo, Nacho Ambriz, ante la sanción de la UEFA- el que se puso por delante en el marcador.

Lo hizo por mediación del argentino Maxi Rodríguez, que recogió un pase por la derecha de Antonio López en el minuto 37 para sobrepasar a Jamie Carraguer y superar a Reina. Balón de oxígeno para el equipo español.

Los rojiblancos» afrontaron con ganas el segundo acto, animados por la diferencia numérica. El uruguayo Diego Forlán se adentraba en solitario en el área de Reina y atacaba el dominio local con un centro a puerta que frenó el cancerbero sin complicación.

Cuando el partido casi expiraba, Leo Franco, magnífico anoche, protagonizó en la recta final un paradón a un disparo de Jamie Carragher.

El momento más tenso llegó en tiempo de descuento, cuando el árbitro sueco Martin Hansson pitó un más que dudoso penalti a Pernía en un lance con Gerrard. Fue un decisión muy protestada por los rojiblancos, que vieron cómo se les escapaba un meritorio triunfo en el último suspiro, merced al tanto de Gerrard.