Juan Carlos Sanz intenta llegar a un balón defendido con fuerza por dos jugadores del conjunto catalán. Foto: LAURA L. MARÍN

¿Dejó volar dos puntos la SE Eivissa? ¿Ganó uno? Éste fue uno de los debates más concurridos al término del partido de ayer ante la Gramanet, saldado con empate a dos tantos. Y, visto lo visto, mantener ese coloquio es como entrar al trapo en una conversación de besugos, pues, al fin y al cabo, el equipo ha pasado de tener tres puntos a cuatro. ¿Conclusión? Ha sumado uno. Las matemáticas no fallan. Además, las tablas fueron tan justas como invariables, pues tanto uno como otro conjunto pudo ganar y perder a tenor de las ocasiones vistas a lo largo de los 90 minutos de juego.

Quizá el debate debería ser otro. ¿Por qué ha encajadotantos goles (7) el conjunto ibicenco en este arranque de temporada? ¿O por qué no marca más? Al fin y al cabo, da igual encajar dos o tres goles si marcas uno más. Rubi arriesga con un planteamiento ofensivo, buscando un fútbol espectáculo que, cuando funcione, hará las delicias de todos los espectadores. Mientras tanto, tocará sufrir y apuntarse a la épica para consagrar remontadas como la del estreno liguero en Can Misses. Ayer faltó poco para que se repitiera el guión. Germán y Joan Castillo, por ejemplo, gozaron con 2-2 en el marcador de la oportunidad de enfundarse la capa de héroe como ya habían hecho ante el Benidorm. Incluso Javi Moreno, en el descuento, estuvo cerca de desnivelar la balanza en una falta al borde del área, pero, al final, la SE Eivissa ganó un punto... y punto.

Ofensiva total

El arranque del partido fue una declaración de intenciones del juego que pretende inculcar Rubi a sus jugadores: ataque, ataque y más ataque. Con su apuesta particular por el 4-1-4-1 y con Julien en punta en detrimento de Javi Moreno, los rojillos no tardaron en estrechar el cerco sobre el área visitante. Como si de un león hambriento se tratara, rugió y rugió, pero sin clavar los colmillos sobre su presa. El delantero francés no cazó una bola a cinco metros de la portería por poco; Roberto Carlos desbarató un remate de cabeza a gol de Raúl Rodríguez, enviando el balón a saque de esquina, tras el que Jonan García empalmó una espectacular volea que entre el portero y el poste se encargaron de esterilizar. Prometía mucho este Eivissa.

Sin embargo, pasados los diez primeros minutos, el Eivissa perdió su sitio y se encontró perdido en el espacio. Los catalanes se asentaron sobre el terreno de juego y destruyeron la construcción pitiusa. ¿Traducción? Problemas para el cuadro local. Y es que el conjunto de Rubi sufre bastante sin el balón en su poder. Germán, solo ante el peligro, no da a basto para frenar las acometidas rivales en la medular. Y es que, salvo él, el resto de sus compañeros del centro del campo tienen una visión netamente ofensiva. Ayudan a defender, claro está, pero no están hechos para eso.

Pese a todo, la Gramanet no asustaba. Pero lo hizo, y mucho, cuando el balón acabó en el fondo de las mallas en su primer remate entre los tres palos. Pugui ejecutó un córner forzado por Meca desde el costado izquierdo y Jorge, con un testarazo bombeado, superó por alto a Manu. Silencio en Can Misses.

El tanto sentó como un jarro de agua fría hasta el punto de que la SE Eivissa se nubló por completo en ataque ante un cuadro de Manolo González que dispuso de otras dos ocasiones de gol antes del descanso, ambas con Meca como protagonista. En la primera, remató de cabeza a placer, pero lo hizo prácticamente al muñeco y Manu se adornó en la estirada; en la segunda, probó fortuna desde 25 metros y obligó al meta local a ceder un córner sin consecuencias en la última acción mencionable del primer tiempo.

Acción, reacción

En el descanso, Javi Moreno se unió al calentamiento de los suplentes con cierto retraso. ¿Por qué? Venía del túnel de vestuarios. Rubi dejaba entrever su entrada... y así fue. En el minuto 54, el ex cordobesista saltó al campo por un activo Juan Carlos Sanz, que no acabó de encajar bien el cambio. Rubi apostó entonces por un 4-4-2 en rombo, con Àngel Sánchez en la izquierda. El canario no tuvo su día y acabó cediendo su sitio en el minuto 73 a De Pablos. Eso sí, antes, en el 60', se encargó de ofrecer un peligrosísimo centro chut que se marchó a córner. En su ejecución, Jonan García arrancó desde la segunda línea para enviar el balón a las redes cerca del punto de penalti. La alegría duró poco, puesto que Pugui recortó a Víctor y mandó un centro fabuloso a Rezzónico que el central argentino se encargó de rematar a la red. Otra vez tocaba remar a contracorriente.

El Eivissa no bajó los brazos y la doble J, esa sociedad formada por Julien y Javi Moreno, dio su fruto en el minuto 75 con una asistencia de El Búfalo al galo que éste, con un tiro cruzado, aprovechó para igualar la contienda. La SE Eivissa volcó entonces el juego por la banda derecha, encomendándose a la verticalidad de Raúl Rodríguez. Joan Castillo -de cabeza-, Germán -con un disparo lejano desviado- y Javi Moreno -en una falta en el semicírculo del área ya en el tiempo de prolongación- acariciaron la gesta, si bien no hay que olvidar que Pugui, también en el tiempo extra, se había quedado solo ante Manu tras driblar a Manu, que atajó el balón por bajo. El pitido final dejó abatidos a los dos equipos, que pelearon hasta el final por tres puntos que acabaron transformándose en uno por bando.