Roberto MoralesMADRID

El triunfo en la Eurocopa 2008 de Austria y Suiza ha cambiado el rol de España y, como quedó demostrado en el primer partido de clasificación al Mundial 2010, 1-0 ante Bosnia, todo el peso del encuentro recae sobre la roja, que debe añadir buenas dosis de paciencia a su estilo de fútbol.

Los internacionales españoles estaban avisados por Del Bosque. Desde que Casillas alzó al cielo el trofeo de campeones en el Prater vienés, el panorama cambiaría de forma radical.

El inicio del camino al Mundial 2010 de Sudáfrica lo confirmó. Los rivales entregan el balón a España y se limitan a defender para lanzar contragolpes. No importa que lleguen a defender hasta con ocho futbolistas, como hizo Bosnia, con tal de frenar las bazas de la roja. Con el patrón de juego creado, desde ahora la selección está obligada a asumir un papel principal.

Los internacionales españoles reconocen que sienten el cambio, aunque el descaro del grupo joven que conquistó la Eurocopa les hace no temer a ningún rival. Lo asumen amparados en su calidad. «Sabemos que desde ahora los partidos van a ser como el de Bosnia. Nos vamos a encontrar con rivales muy cerrados ante los que no tenemos que desesperar», reconoce Iniesta.