Usain Bolt, Asafa Powell y Tyson Gay, los tres atletas más rápidos de la historia, dirimirán en el Nido, a la distancia de 100 metros, el duelo más alucinante de los Juegos Olímpicos, aunque 1.300 millones de chinos prefieran el combate entre el héroe nacional, Liu Xiang, y el cubano Dayron Robles en 110 metros vallas. La irrupción del jamaicano Usain Bolt, el 31 de mayo pasado, en la prueba reina de la velocidad con un nuevo récord mundial en Nueva York (9.72) ha devuelto el máximo interés a la carrera de 100 metros, que busca un sucesor «limpio» para el campeón de Atenas 2004, el estadounidense Justin Gatlin, sancionado por dopaje.
Cuando Gatlin obtuvo con un crono de 9.85 su título olímpico en la cuna del olimpismo, se declaró orgulloso de haberlo conseguido «limpio», pero dos años después dio positivo por testosterona. En aquella carrera los cinco primeros bajaron de 9.94 y Asafa Powell sólo pudo ser quinto con esa marca.
La carrera de 100 metros, la más carismática del atletismo, se afana, con mediocres resultados, por escapar a la sombra del dopaje que la ha asolado a lo largo de la historia, sobre todo desde que el canadiense Ben Johnson, cazado en el control, hubo de abandonar con nocturnidad de bandido los Juegos de Seúl'88. En Sydney 2000, la confesión de culpa de Marion Jones dejó su crédito y el de la prueba por los suelos, y el escándalo de los griegos Ekaterini Thanou y Kostas Kenteris en Atenas 2004 terminó de hundirlo.
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