Dice un viejo axioma del fútbol que quien perdona lo acaba pagando. Algo parecido le ocurrió ayer al Eivissa ante el Terrassa en un partido que tenía prácticamente ganado -un triunfo que le hubiera permitido acostarse anoche en puestos de play off- pero en el que no acertó a rematar a su rival y finalmente cedió un empate que no le sirve de mucho en su objetivo de disputar la liguilla de ascenso a Segunda División. Con este resultado, el conjunto rojillo se coloca a un punto del Ontinyent, cuarto clasificado, pero depende de los resultados de la jornada para saber si estos dos puntos perdidos pueden pasarle factura.
Técnico y jugadores del Eivissa habían coincidido en señalar la importancia de los partidos de casa en este último tramo de liga. Por Can Misses tienen que pasar todavía Terrassa, Girona, Alcoyano y Orihuela y, en caso de sacar esos 12 puntos, el conjunto que dirige Luis Elcacho prácticamente alcanzaría el cuarto puesto. Pero eso, lógicamente, es sobre el papel. Los partidos hay que disputarlos y ninguno es fácil, como dejó patente ayer el Terrassa que, a pesar de jugar con un hombre menos desde el minuto 30 por expulsión del guardameta Morales y de estar atravesando su peor momento en la liga, sumando sólo dos puntos de los 24 posibles en las últimas ocho jornadas y cambiando hace apenas una semana de entrenador, con la entrada de Sergio Lobera en sustitución de Pérez Rojo, fue capaz de rehacerse en la segunda mitad para igualar un encuentro que parecía muy de cara a favor de los locales.
Y es que el partido se había roto en el minuto 30. Hasta ese momento, el Terrassa estaba dando muestras de peligro y parecía dispuesto a crear muchos problemas a los de casa, como en un disparo a quemarropa de Jordi Martínez en el minuto 10 que José Antonio rechazó con mucho acierto. Sin embargo, un fallo infantil del guardameta Morales, que se dejó robar el balón y la cartera por Matías Alonso, acabó en penalti y expulsión del portero en la que sin duda es una de las jugadas más tontas del año. Morales se tomó su tiempo para sacar el balón de la defensa sin darse cuenta de que Matías Alonso estaba por las inmediaciones. Ante la pasividad y el despiste del guardameta, el uruguayo metió la pierna y se llevó el esférico con la portería vacía. Para agravar aún más su error, Morales hizo un innecesario penalti al delantero del Eivissa cuando el gol estaba más que cantado. El colegiado Ruiz García no lo dudó y señaló la pena máxima y la cartulina roja para el portero. El propio Matías Alonso no perdonó y transformó el penalti con el guardameta suplente Sergio Aure bajo palos.
El tanto dejó al Terrassa momentáneamente noqueado y tardó muchos minutos en reaccionar. Sin embargo, el Eivissa no aprovechó esos minutos en los que el contricante estaba contra las cuerdas. Ni en los últimos minutos del primer tiempo ni en el inicio de la segunda mitad el conjunto local acertó con la meta de Sergio Aure, a pesar de que contó ocasiones claras, como en un doble remate de Juan Carlos que, finalmente, un defensa visitante despejó en la misma línea de gol. Es decir, se confió. Los locales se las prometían muy felices con los tres puntos cuando el Terrassa, que hasta entonces parecía dormido, forzó una falta en la frontal del área en el minuto 68. José Ramírez no se pensó dos veces y colocó el balón ajustado al poste y lejos del alcance de José Antonio, que no pudo hacer nada para evitar el gol. A partir de entonces llegaron las prisas para el Eivissa, que apenas se creía que se le podía escapar el triunfo. Sin embargo, pese al acoso del conjunto ibicenco, el marcador no volvió a moverse y el partido acabó con la decepción de los de casa.
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