Es cierto que los granas llevaron tímidamente la iniciativa, pero también porque el Valladolid así lo quiso para sorprender al contragolpe. Los de Alcaraz no inquietaron a Asenjo en toda la primera parte. La defensa local se mostró pasiva permitiendo primero el centro de Alvaro Rubio desde la derecha del ataque visitante, luego el control de Sesma en el interior del área y finalmente el remate de Joseba Llorente a la red.
La afición grana pareció resignada al destino de un equipo que parece el del descenso a Segunda, mientras que el de su entrenador todo apunta a que será la destitución. Un punto sumado en siete jornadas tienen la culpa y la conclusión fue la pañolada y los abucheos a Alcaraz.
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