C. Vidal Era un día de fiesta, pero también reivindicativo. Y es que el mejor remedio contra los humos y la contaminación es montarse en bicicleta. Un total de 1.450 aficionados a las dos ruedas dieron ayer ejemplo y se pusieron a pedalear por las calles de Eivissa. No importaba ni la edad ni la condición física. Había ciclistas muy precoces como Patricia Pacheco y Francisco García, con sólo seis meses de vida, y otros muy veteranos, como Juan Camallo, de 77 años. Los más pequeños, en un número cercano a 150, se conformaron con un pasacalles en torno a la plaza del Mestre Antoni Albert i Nieto, dirigidos por dos payasos que hicieron más ameno el esfuerzo de niños y padres.

La otras dos pruebas, la principal, con cerca de 950 participantes, debía recorrer 12 kilómetros de circuito urbano, mientras que la infantil, con 350 inscritos, recorría menos distancia, unos tres kilómetros. La velocidad no era la premisa principal, por lo que los corredores, a un ritmo bastante pausado, tardaron casi una hora en completar la distancia. Eso sí, al llegar a la meta tuvieron su recompensa y las cerca de 35 personas entre voluntarios y gente de organización les entregaron bebidas y un total de 1.600 bocadillos para que recuperaran fuerzas. Alguno repitió, aunque sobraron bastantes. Casi todos llevaban su respectiva camiseta blanca y rosa del Día del Pedal, y es que se repartieron casi 2.000 entre los participantes. Una vez acabados los circuitos y los refrigerios, llegó el plato fuerte con el espectáculo de Dani Comas y de su compañero de equipo Sergi Sánchez, esta vez con más gente siguiendo la exhibición con respecto a la jornada previa. Comas y Sánchez se ganaron los aplausos del público con sus saltos y piruetas casi imposibles. La jornada se cerró con un sorteo de 10 bicicletas y varios juegos y actividades. «No se han alcanzado los 1.750 inscritos del año pasado, pero todo ha salido bien y ha sido un éxito», fue el balance de Lluís Lliteras, técnico de deportes del Patronato y organizador del evento.