-¿Qué tal la primera jornada de este campus que lleva su nombre y por qué decide formar parte de él?
-Ha sido una primerajornada muy activa, con unos chicos muy ilusionados. Fue por mi relación con Ricardo Ruétano, a quien conozco desde hace tiempo, por quien decidí unirme al proyecto.
-Acostumbrado a trabajar con profesionales, ¿cómo orienta el trabajo con los niños?
-Se orienta para lograr un objetivo, que no deja de ser la mejora de las acciones técnicas. Pero hay uno mucho más importante, que es el social. Se trata de que los niños aprendan a ser más disciplinados, que sepan compartir, trabajar en equipo y que tengan capacidad de superación. También se abordan cuestiones psicológicas.
-¿Está al tanto del crecimiento que ha tenido el fútbol sala en la isla?
-Tengo una visión no detallada, pero estoy al tanto de lo que ocurre con el Gasifred. Es indudable que el equipo se va asentando, no sólo deportivamente sino también en cuanto a estructuras. Lógicamente, queda mucho tiempo porque las cosas no son fáciles, pero se ha avanzado bastante. Esto se refleja en que ahora la gente te conoce por la calle, síntoma de que este deporte va calando.
-¿Qué le parece la reestructuración que se ha llevado a cabo en la LNFS?
-Quienes tienen que hablar son los implicados. Yo, desde fuera y con mucha prudencia, sólo puedo decir que me parece un cambio muy agresivo.
-¿Cómo influirán en el juego las nuevas reglas?
-Es una incógnita. En España se acostumbra a trabajar con un reglamento muy dinámico, con muchas oportunidades y en el que cada córner era un peligro. El tiempo dirá, pero a mí me gustan más las otras.
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