PANAMÀ
(11+16+15+15):Cota (2), Douglas (9), Hicks (7), Lloreda (9), Garcés (6) -cinco inicial-, Cárdenas (2), Peralta (3), Daley (5), Máximiliano Gómez (0), Levy (2), Dionisio Gómez (9) y García (3).

ESPAÑA (23+24+23+31):Calderón (5), Navarro (8), Jiménez (5), Garbajosa (10), Pau Gasol (26) -cinco inicial-, Rudy Fernández (21), Cabezas (1), Mumbrú (7), Sergio Rodríguez (2), Marc Gasol (1) y Berni Rodríguez (15).

Arbitros:Sudek (SVK), Chiti (ARG) y Noujaim (LIB). Excluyeron por personales a Maximiliano Gómez (m.40).

Jorge Muñoa|HIROSHIMA
España y Panamá pasaron página a un choque de compromiso para ambos, que enseguida tomaron las posiciones que les correspondían en el guión y disputaron un partido de guante blanco en la víspera de dos citas vitales para ambos.

Con seriedad, pero sin forzar la máquina, la selección española despachó una jornada de transición contra un rival al que contaba con derrotar antes de encarar el partido ante Alemania que, en la teoría, va a decidir las primeras posiciones del Grupo B.

La defensa sigue dando alas a un equipo comprometido, que sabe trabajar codo con codo para proteger el aro y que, además, hace del juego colectivo en ataque una seña de identidad. El baloncesto de las selecciones americanas, excepción hecha de la estadounidense y la canadiense -ésta no disputa el Mundial-, va a otra marcha. El juego en Europa les exige mucho esfuerzo y Panamá, aunque muy recuperada del bajón físico provocado por la diferencia horaria en el debut ante Angola, no aguantó el paso marcado por los rojos.

España llevó el partido a su terreno con una desbordante naturalidad. Es le producto de una preparación minuciosa, un equipo tocado por la varita mágica de la química y una materia prima de primera calidad. La pizarra del seleccionador, José Vicente Hernández, buscó la pintura panameña para arrancar y acabó con cualquier atisbo de duda en cuatro minutos.

Cinco puntos del Pau Gasol más activo que se ha visto desde el inicio de la concentración premundialista el pasado 10 de julio, seis de Jorge Garbajosa y un triple de Juan Carlos Navarro pintaron un 14-4 en el marcador en cuatro minutos. Tres más tarde la diferencia era de doce (18-6). En ocho ya estaba el banco en la pista.

España se limitaba a hacer un trabajo aseado, sin alardes. Tenía parte de la cabeza en Panamá y parte en Alemania. No forzaba la máquina. Incluso algunas decisiones tácticas fueron pruebas para el choque contra los germanos. Especialmente, a partir del descanso (27-47).

Pau Gasol tuvo tiempo para todo, igual que Navarro. Para jugar con el gusanillo de Alemania rondándole el estómago. Cerró la primera parte con un mate, se gustó en varias acciones delante de Rubén Garcés y grabó más de veinte puntos en su tarjeta final. Le llega la motivación de los momentos importantes.