ESPAÑA
(25+23+20+18):Calderón (5), Juan Carlos Navarro (16), Carlos Jiménez (6), Jorge Garbajosa (16), Pau Gasol (16) -cinco inicial-, Rudy Fernández (2), Cabezas (0), Marc Gasol (8), Mumbrú (12), Sergio Rodríguez (2) y Berni Rodríguez (3).
NUEVA ZELANDA (21+15+12+22):Penney (15), Henare (11), Jones (6), Cameron (7), Bradshaw (12) -cinco inicial-, Olson (3), Boucher (0), Frank (10), Rampton (4), Winitana (2) y Vukona (0).
Arbitros:Carrión (PUR), Noujaim (LIB) y Viator (FRA). Excluyeron por personales a Jones (m.37).
Jorge Muñoa|HIROSHIMA (JAPÓN)
España dejó en buen lugar a quienes la sitúan dentro del grupo de los máximos aspirantes a las medallas del Mundial 2006 con una cómoda puesta de largo ante Nueva Zelanda, la cuarta mejor selección del último campeonato del Mundo, a la que superó con la misma facilidad que a los rivales de sus nueve amistosos previos. Dos bajas de última hora cambiaron la fisonomía del partido de forma inesperada. Felipe Reyes tuvo que rendirse finalmente a los problemas que arrastra en el cuello desde el Torneo de Singapur. El médico del equipo, Delfín Galiano, le sometió a un TAC y los resultados dejan al jugador fuera de combate para unos cuantos días.
La vacante de Reyes entraba dentro de los previsible. No así la de Mark Dickel, a quien la FIBA ha suspendido para los tres primeros partidos del Mundial por un positivo de cannabis el pasado 12 de julio en un amistoso frente a Australia pese a que ya había cumplido dos choques de sanción en la preparación de los oceánicos. Lo demás discurrió por los cauces previstos. Mucha dureza por parte de los neozelandeses, superioridad y paciencia del lado español y, después de todo, victoria del equipo dirigido por 'Pepu' Hernández, que tuvo que jugar con mucha seriedad para doblegar al rocoso grupo de Tab Baldwin.
Jorge Garbajosa, que cumplía cien partidos internacionales, fue uno de los mejores hombres de España y decisivo para la consecución del primer triunfo en el Mundial japonés. El equipo nacional abrió hueco con mucha facilidad (17-7 m.5) gracias a los puntos de Pau Gasol, que durante los compases iniciales escarceos salió casi a punto por minuto (siete en ocho). Los Tall Blacks abordaron el partido con el cuchillo entre los dientes. Discutieron incluso por el banquillo que cada equipo debía ocupar.
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