Efe|ROMA
El presidente del Gobierno italiano, Romano Prodi, recibió ayer a los jugadores y técnicos de la selección italiana de fútbol que se proclamaron campeones del mundo 2006, devolviendo veinticuatro años después el preciado trofeo a Italia.

La expedición «azzurri», con sus 23 jugadores, el cuerpo técnico a cuyo frente está el seleccionador Marcello Lippi, y los demás integrantes de la expedición oficial, acudieron al «Palazzo Chigi», sede de la Presidencia del Gobierno, apenas aterrizado en Roma el avión que les transportaba desde Alemania.

El autobús que transportaba a los jugadores, técnicos, dirigentes y sus familiares, fueron acompañados en el largo trayecto por centenares de motocicletas de baja cilindrada y por miles de aficionados que se encontraban en las calles esperando su paso y que ralentizaron la marcha, llegando con casi dos horas de retraso a la cita con el presidente del Gobierno.

En los alrededores del «Palazzo Chigi», ubicado en pleno centro de Roma y donde ondeaba una gran bandera italiana de unos cinco metros de longitud, se congregaron desde horas antes varios centenares de aficionados (entre ellos decenas de niños) luciendo las camisetas con los colores de la selección y con enseñas nacionales.

Debido al fuerte calor húmedo, las asistencias de protección civil tuvieron que repartir cientos de botellas de agua a los presentes, que en algunos momentos mostraron con silbidos su malestar por el retraso de la comitiva «azzurra».

Los jugadores, con la medalla que les acredita como campeones del mundo al cuello y al frente de los cuales se encontraba el capitán Fabio Cannavaro con la Copa del Mundo en la mano, fueron recibidos fuera del «Palazzo Chigi» por el presidente Prodi, con el que entraron en el patio interior, lugar donde habitualmente se acoge a los jefes de Estado y ministros extranjeros.

En el patio, la comitiva deportiva fue recibida bajo los compases del himno italiano, ejecutado por la Banda de Carabineros (policía militarizada).

Estuvieron presentes en el acto, entre otras personalidades, los ministros Giovanni Melandri, Rosy Bindi, Massimo D'Alema, Francesco Rutelli, Giulio Santagata, Beppe Fioroni, Clemente Mastella, Paolo Gentiloni y Alfonso Pecoraro Scanio. Así como el presidente del Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI), Gianni Petrucci, y el vice-comisario extraordinario federativo, Demetrio Albertini.

Prodi, en su discurso de bienvenida, dio las gracias a los integrantes de la selección por «haber devuelto la alegría de vencer en equipo», por «haber recordado que con fatiga, sudor y empeño se consiguen los resultados», por «haber devuelto al calcio la dignidad» y por «haber dado a Italia, un país que se divide en exceso en ocasiones, una ocasión extraordinaria de unidad nacional».

El presidente del Gobierno italiano seguidamente hizo entrega a cada uno de los jugadores y técnicos, iniciando por Cannavaro, de una medalla conmemorativa.

La selección, por su parte, le hizo entrega a Prodi de la camiseta del equipo nacional conmemorativa del cuarto título mundial y que ya anoche, tras el partido, lucieron los jugadores.

Tras estar unos minutos en «Palazzo Chigi», la comitiva deportiva se desplazará hacía el Circo Massimo, donde cientos de miles de aficionados ya esperan desde hace horas a los jugadores y técnicos para dar inicio a una gran fiesta de celebración que durará toda la noche.

Allí, en un palco construido especialmente para el caso, los jugadores y técnicos saludaron a los aficionados presentes, que con sus banderas y luciendo la camiseta «azzurra» dieron al lugar un colorido especial.

Poco antes, el avión en el que habín viajado los «azzurri» y sus familiares, un Airbus 320 procedente de Dusseldorf y que llevaba pintado para la ocasión una de las escenas del mundial, fue escoltado durante buena parte de su llegada al espacio aéreo romano por la patrulla acrobática militar de las «Flechas Tricolores».