La decisión del Ayuntamiento de Madrid de pedir los Juegos Olímpicos del año 2016 entraña un enorme riesgo, el de que el COI se niegue a conceder dos ediciones seguidas al mismo continente y condene a las aspirantes europeas a la derrota, pero no es un salto al vacío: el buen proyecto elaborado para 2012 es una red que puede detener la caída. Desde el año 1956 nunca se han disputado dos Juegos consecutivos en la misma área geográfica. Londres, que se llevó hace ahora un año los Juegos de 2012, y Madrid, que el jueves aprobará una nueva candidatura, parecen dos ciudades demasiado cercanas como para polarizar el mapa olímpico durante casi una década.

El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, así lo entendió también al anunciar el pasado fin de semana una candidatura, llevado por la euforia mundialista, pero poner la vista en 2020: «Todos saben que Alemania no tiene ninguna oportunidad para los Juegos de 2016», admitió. Pero si algo ha cambiado el COI que preside el cirujano belga Jacques Rogge respecto al organismo que dirigía el español Juan Antonio Samaranch es que, ahora, lo imprevisible siempre puede ocurrir: Londres se ha convertido en la primera ciudad que organizará tres veces los Juegos, la inexperta PyeongChang estuvo a punto de batir a la cosmopolita Vancouver para el 2010, el béisbol ya no es olímpico... Todo es posible.

La gran esperanza de Madrid es que el proyecto de 2016 puede heredar casi íntegros los planes de 2012 -con mejoras sustanciales en capítulos como el alojamiento- y que el grupo de rivales será, con toda seguridad, de menor peso geopolítico que hace un año, cuando tuvo que vérselas con Londres, París, Moscú y Nueva York. Cuando el próximo jueves el Ayuntamiento haga oficial la candidatura, Madrid será la primera ciudad que habrá dado un paso al frente en la carrera por 2016. Río de Janeiro, Tokio o Fukuoka, Moscú o San Petersburgo y una ciudad estadounidense que saldrá entre Filadelfia, Chicago, San Francisco, Houston y Los Angeles son otras posibles candidatas, pero están a la espera.