El voto presencial, una vez anulado la opción de voto por correo, animará hoy las elecciones a la presidencia del Real Madrid, que se han convertido en las más polémicas de su historia, en una jornada donde reina la incertidumbre sobre el ganador final de estos comicios.

Juan Miguel Villar Mir, empresario de 74 años; Juan Palacios, empresario de 58 años; Arturo Baldasano, abogado de 60 años; Ramón Calderón, abogado de 55 años, y Lorenzo Sanz, empresario de 63 años, compiten por dirigir un club, que necesita remontar el vuelo y acabar con la sequía de tres años sin títulos.

Nunca hubo unas elecciones con tantas candidaturas. Cinco socios del Real Madrid pugnan por ocupar un sillón presidencial tras una campaña muy dura, donde el asunto estrella, una vez más, fueron las denuncias, primero de Ramón Calderón, y luego de Arturo Baldassano, de las presuntas irregularidades en la captación de voto por correo.

Juan Miguel Villar Mir, con la ayuda del piloto Carlos Sainz, siempre fue el gran favorito. Villar Mir reconoció que tenía unos 3.000 votos por correo. Pero la anulación de esa fórmula de votar, decretada por la titular del Juzgado de Primera Instancia número 47, Milagros Aparicio, deja abiertas las elecciones y sin un ganador seguro.

Villar Mir y Juan Palacios han sido los aspirantes que más han invertido en estas elecciones. Su publicidad ha sido notoria. En prensa, radio y televisión.

Esta mañana a partir de las nueve de la mañana y hasta las 20 horas todos aquellos socios del Real Madrid, mayores de 18 años, que tengan una antigüedad ininterrumpida a la fecha de los comicios de, al menos, un año y que estén incluidos en el censo electoral, tendrán derecho al voto.

Entretanto, cada candidato ha expuesto en la campaña todos sus poderes. Todos han coincidido en anunciar fichajes. El estilo que inauguró Florentino Pérez en 2000 fichando a Luis Figo como señuelo para ganar las elecciones a Lorenzo Sanz ha sido imitado por todos los candidatos.

Todos han prometido fichajes. Desde Villar Mir que cuenta con Arséne Wenger si gana, hasta Juan Palacios, que promete la incorporación de Reyes, Joaquín y Pablo Ibáñez, pasando por Ramón Calderón, que ha prometido la llegada de Cesc Fábregas, Robben y Kaká si es presidente. O el mismo Lorenzo Sanz, quien dijo tener atado a Gago, a Carrick, Zambrotta o Emerson. O el propio Arturo Baldasano que apuesta por Sven Goran Eriksson en el banquillo y Joaquín como abanderado.

Un jugador español ha salido en casi todas las quinielas de las candidaturas. Cesc Fábregas, el internacional del Arsenal, ha sido objeto de deseo por parte de los aspirantes. Su agente Joseba Díaz, recibió llamadas de todos ellos. La primera de Juan Miguel Villar Mir y Carlos Sainz.

Ambos desean españolizar el equipo, al igual que Juan Palacios, que con José Antonio Camacho en la dirección técnica se ha fijado en tres futbolistas de la selección española que jugado el último Mundial en Alemania.

Los directores técnicos de las candidaturas también han sido protagonistas. Villar Mir y Carlos Sainz, los que menos. Manifestaron desde el primer día en la novedad de contratar un manager general, a la inglesa, con total poder en las contrataciones. Wenger es su hombre.

El resto de técnicos presidenciables sí ha tomado la palabra. Pedja Mijatovic tuvo un gran protagonismo. Se reunió con Fabio Capello en Italia, -se publicó esa foto en la prensa- y se le vio en un palco en pleno Mundial al lado de Roman Abramovich, con quien mantiene buena relación. Allí fraguó el acuerdo con Robben si Ramón Calderón gana hoy las elecciones.

Baldasano tuvo en el portero del Real Madrid, Agustín Rodríguez a su hombre de confianza. Agustín denunció el voto por correo, también habló con Joseba Díaz, el agente de Cesc, que recibió llamadas de todos los aspirantes, salvo Lorenzo Sanz.

El otro nombre de la campaña fue Vicente del Bosque. Siempre se mantuvo al margen. Nunca dio el apoyo explícito a ninguno. Pero sí le eligieron en caso de ganar para su proyecto tanto Palacios, como Baldasano y Sanz.

Hoy, están convocados los socios y por primera vez sin que valga el voto por correo, decisivo siempre en unas elecciones.