Luis Villarejo|KAMEN
Nuevo susto de Raúl. Una entrada a destiempo de Pablo Ibáñez, un plantillazo y el miedo se apoderó de la grada. Los 1.500 fieles que soportaban el verano tórrido en Kamen se asustaron cuando vieron a Raúl cojear y dejar el campo con muestras de dolor. El público sufre con Raúl. Lleva sus camisetas, todos los niños lucen en 7 en la espalda, y cualquier movimiento extraño de su ídolo se convierte en noticia relevante. Lo que está claro es que Raúl sabe que en un Mundial no se puede andar con bromas. La precaución está en su diccionario. Raúl sigue metiendo la pierna en lo entrenamientos, pero a la mínima sabe que las heroicidades se pagan.

Tiene la experiencia de otros campeonatos. Y sabe que no merece la pena seguir un entrenamiento con molestias. Su última lesión está en la retina de todos (lesión de rodilla, tres meses de baja). Sólo él sabe lo que ha sufrido para no perderse este Mundial y de ahí que no esté ya para riesgos innecesarios.

De momento, va estar 24 ó 48 horas con antiinflamatorios. Por lo visto en el ensayo de hoy, se confirma que Luis García, Torres y Villa saldrán de inicio ante Ucrania. Raúl deberá esperar en el banquillo. Seguro que tendrá sus minutos de inicio en los siguientes dos partidos. Luis Aragonés tiene un plan. Pero no para jugar el Mundial, sino para ganarlo.

Por eso, mantiene en tensión a los 23 jugadores. Y quiere racionalizar su concurso en el campeonato. La imagen de Raúl en el banquillo puede ser una más que llame la atención. Comenzó Ballack tocado al lado de Klinsmann en el banquillo, siguió Messi esperando su turno con Argentina junto a Pekerman y Raúl, si siguen así las cosas, esperará su sitio con Luis Aragonés. Por otra parte, Luis Aragonés zanjó de raíz su pique con Santiago Cañizares tras unas imágenes que ofreció anoche La Cuatro Televisión donde se veía que el técnico discutía con el guardameta, y aclaró antes del entrenamiento esta tarde que juraba por sus hijos que esa conversación grabada «era una broma». Cañizares se entrenó a tope. Ni Luis ni Cañizares dijeron entender el revuelo armado. Pero lo cierto es que España juega un Mundial, hay decenas de cámaras, todo se transmite en directo, cualquier detalle se eleva a cuestión relevante y tanto Luis como los jugadores deben saber seguro que desde ayer tienen que cuidar al milímetro todos sus gestos.