Iván Muñoz
El gol logrado en el partido de ida permitía afrontar a la Peña Deportiva la eliminatoria con ilusión y gran confianza en conseguir el pase. La afición así también lo pensaba y por eso llenó el Campo Municipal para vivir una tarde de fiesta. Pero lo cierto es que el bloque dirigido por Paco Marín no dio en ningún momento la sensación de que pudiera ganarse el derecho a disputar la siguiente ronda.

Empezó el partido trabado, tal y como se esperaba. El Vilanova, equipo que ha destacado en su grupo por su potencial ofensivo pero también por su facilidad para encajar goles, no estaba dispuesto a asumir ningún riesgo y por eso se preocupó más de no cometer ningún error en la zaga que de conseguir pronto un tanto que le habría dado alas. Tras varios minutos de tanteo, la Peña empezó a tener más el balón, pero sin lograr la profundidad necesaria como para poner a prueba al meta Manel. Rueda lo intentó de tiro de falta a los cuatro minutos, pero el balón se estrelló en la barrera. Ibrahim probaba tirando desmarques y Salazar cayendo a banda, pero la zaga catalana no dejó lugar a las concesiones. El Vilanova se intentaba desperezar a base de balones largos que los defensas del conjunto ibicenco acertaron a despejar, así que el partido entró en una fase de tedio provocada por el exceso de recelo que sólo dejó lugar a un tiro alejando de Boira que se marchó fuera y otro más claro de David desde el borde del área que se perdió por arriba del arco. Pero el primer tiempo acabó con una intensidad inesperada: el árbitro anuló un gol a Sellares por presunta mano en el control, y Rueda estuvo a punto de dar la ventaja a su equipo en el descuento con un excepcional lanzamiento de falta que paró Manel.

La segunda parte fue bronca y aburrida, con un Vilanova pendiente de perder tiempo empleando mil tretas. La Peña lo daba todo pero no conseguía nada, hasta que en el 55 llegó el varapalo cuando David ejecutó un chut de rosca excepcional desde un lateral del área que se coló por el mismísimo ángulo. Muchos dudaban que los locales fueran capaces de marcar pero tampoco esperaban que lo hiciera el equipo contrario esperando así que el final se convirtiera en un cara o cruz. El tanto de David hizo daño, pero más la expulsión de un Maline que salió perdiendo de su particular pique con Boira al darle un pisotón en la banda que el catalán exageró. Ahí se terminó de perder todo y el Vilanova se encargó de dar un tiro de gracia a la Peña de penalti cuyo autor podría haber sido antes David.