I.M.
Dos arcos de un patio interior como porterías. En una la altura la marca una vara de metal; en la otra hace las veces de larguero una cuerda. Es el terreno de juego donde cada día exhiben sus habilidades futbolísticas los reclusos del Centro Penitenciario de Eivissa para matar un tiempo que, según dicen, pasa más lento que en cualquier otro sitio del mundo. Pero ayer era distinto. En lugar de enfrentarse unos a otros, pudieron medir sus fuerzas con jugadores semiprofesionales. Porque futbolistas y cuerpo técnico de la Peña Deportiva se desplazó hasta allí para jugar una 'pachanga' de fútbol sala contra ellos. Vallori demostró que se maneja bien en los espacios reducidos, Guarte nos deleitó con alguna que otra parada y Toni Torres dejó claro que podría ejercer de 'mister'. Pero también hubo sorpresas en el lado contrario, en el que más de uno plantó cara con su juego. Y para acabar, tercer tiempo con aperitivo y refrescos.